Nota "Piratería que no hacen los piratas"

MEDIO: Revista Games Tribune (España)
FECHA: Mayo 2010
http://www.gamestribune.com/descargas/GTM16.pdf

Piratería que no hacen los piratas

Siempre fui un gran comprador de revistas de video juegos. Nunca reparé en ese gasto fijo mensual que representaba comprar muchas publicaciones (europeas, sobre todo) para estar actualizado en el mundillo videojugabilístico. Y fue así como forjé mis opiniones al respecto. Bueno, así y yendo a la universidad, recibiéndome en dos carreras, trabajando en el ambiente y jugando como un bestia con mis consolas favoritas. Pero ésa, básicamente, fue mi formación educativa... sí, educativa y gamer.
Hoy, con varios años en el periodismo especializado me doy cuenta cada vez más que los juegos son lo máximo; es por eso que –en cierto lugar, en la parte más impoluta de mi conciencia- me preocupo al pensar en que esos games que me hacen tan feliz pueden desaparecer de las bateas comerciales de nuestro continente. Y aquí aparece la figura de la piratería (seguidores de las flamer wars, felices). Si pensamos a Latinoamérica como un mercado poderosísimo y de alta cultura gamer, que –a merced de intenciones conservadoras- la piratería ha primado por sobre lo original, y no lo digo por demagogo, tampoco lo pienso de sarcástico (ok, sí, usé piratería), la continuidad del material toma otra dirección. Me pregunto, en economías tan dolidas como las nuestras: ¿seguirán trayendo juegos originales? Difícil saberlo con certeza.
Hace poco me enteré que varias compañías internacionales iban a dejar de incluir los manuales junto con los juegos. Ahora, ¿no es ese un aditamento para comprar originales o, en su ausencia, dejar de hacerlo? ¿El packacking, ese objeto narcótico de fetichización que produce el tener “su caja, su manual, su juego con serial”, dejará de existir? Sólo el tiempo, ese inevitable e intangible de la vida, sabrá qué pasará al respecto. Mientras tanto, los consumidores –del mundo, claro que sí- se debaten constantemente entre ahorrar para comprar o descargar sin ponderar.
Pensemos a futuro, y sin ser tan necesariamente crítico-marxistas... con todos los movimiento causales, ¿el mercado de los video juegos se reposicionará hacia un estándar de representatividad total? Es decir, en caso, ¿podremos nosotros, los usuarios latinoamericanos, comprar originales con la misma intensidad que lo hacen, por ejemplo, nuestros pares españoles y norteamericanos? ¿Y qué tal si el día de mañana no llegan más video juegos por estos lares? La perdida principal es de las grandes compañías, eso es evidente; sin embargo, los usuarios también sufrimos de una consecuencia desde el lado más patético: no tendremos qué jugar. O sí, pero descargado ilegalmente de Internet fomentando el deterioro de una industria en picada -lo repito nuevamente: lejos de la “Postura Metallica”, esa de las regalías infinitas en el episodio Napster, las empresas caen y con ellas sus fieles usuarios-.
Es sabido que los precios en América Latina, convertibilidades mediante, no son los mejores, y el desfase económico se hace sentir (¡una consola de última generación vale tanto como dos sueldos promedio!), en consecuencia uno “entiende” más a la piratería (no en una base argumentativa, sino en la pericia de lo que realmente sucede).
Me sale ser pesimista, me nace contemplar la caída -de marco capitalista- de una industria que fue rey y que hoy, lamentablemente, con su condición finita, está cerca de la terapia intensiva. Voy a largar un idealista grito al viento (o mejor dos): ¡Compañías, bajen los precios de consolas, juegos y periféricos! ¡Usuarios, díganle no a la piratería! Y de esta forma, que no es un absoluto y universal one way, podremos volver a creer que lo que vemos con tanto asombro en las revistas del primer mundo, llegarán –también- al nuestro. Al gran pueblo gamer, salud.

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