Balance del BAFICI

MEDIO: Suple No, Página|12
FECHA: Abril 2013
Balance del BAFICI 15, el primero de Marcelo Panozzo al frente. Artículo que habla, también, sobre la entelequia "cine independiente".

| Por Hernán Panessi

Así se fue la Niña Bonita, la edición quinceañera del BAFICI, con su mejor vestido, su torta y su fiesta pop. Así, entonces, pasó por la cosmogonía cinéfila uno de los festivales más importantes y polémicos del país. Y la pregunta, ante cualquier mutación de los esquemas, es casi siempre la misma: ¿qué es, en verdad, el cine independiente? “Queremos tener más público, no menos”, dice Marcelo Panozzo, su nuevo director, a propósito de la incorporación de cierto cine de márgenes a la palestra. “Queremos tener más películas, no menos”, fue su caballito de batalla.

Y los signos fueron positivos: unas 370 mil personas pasaron vía sus 11 sedes que, ahora, hacen base en el Village Recoleta. Se proyectaron unas 473 películas, número que fue creciendo con el correr de los años, con un total de 85% de entradas vendidas por función. “Esta edición tuvo la idea decidida de buscar el maridaje entre todos los géneros”, agrega Leandro Listorti, programador de la primera hora. Completa: “La gestión de Fernando Martín Peña tenía bastante de eso, también”. Es que tanto Panozzo como Peña respaldaron la inclusión de las orillas al centro.

En esta edición se sumó “Vanguardia & Géneros – Retro”, la sección que otorga espacio a un cine que en BAFICI nunca tuvo el lugar que realmente merecía. ¿El paradigma? La inclusión de cierto cine autogestionado, caso Plaga Zombie. La primera trilogía de zombies criolla, uno de los pilares de esa entelequia confusa que es el “cine independiente”, fue exhibida –por primera vez- en esta edición.

“Pocas veces nos plantamos con la idea de lo ‘independiente’. Por ejemplo, el cine sueco mainstream no llega al país y nosotros lo pasamos”, suma Listorti a propósito de la pluralidad de voces de este nuevo BAFICI. Panozzo sentencia: “No creo que un festival de cine tenga que ser a priori un lugar de certezas”. Y de ahí, un tendal que une la responsabilidad de cargar en su nombre con la palabra “independiente” (BAFICI es: Buenos Aires Festival de Cine Independiente) más la posición dual a todo o nada del “BAFICI es: lo peor del mundo / lo mejor del mundo”.

Juan Manuel Domínguez, otro de los programadores del festival, reconoce la flexibilidad instaurada a partir de esta edición: “Con la inclusión de la sección de vanguardias y géneros, o el espacio gratuito ‘Cronopios’, generamos algo que le cuesta al indie: el diálogo entre los estilos”. De esta manera, el verdadero cine independiente –premisa polémica que el BAFICI siempre transitó con vaivenes- encontró en la programación 2013 una ventana para colarse.

Asimismo, varios realizadores de los bordes pudieron participar. ¿Hay ejemplos notorios? Sí, el de Tetsuo Lumière, aquel que ganó el 24º del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con TL-2: La felicidad es una leyenda urbana y quien, al recibir el premio, dijo: “Quiero agradecer al BAFICI que rechazó mi película. Sin ellos, hoy no estaría acá”. Hoy, años después, si bien no compitió, Lumière encontró su espacio baficero con Buscando la esfera del poder en la sección “Panorama”.

“Queremos tener una paleta de colores enorme, el mega pantone y escapar de la visión monocromática de las cosas”, argumenta el director del festival a raíz de la notoria aproximación a los conceptos de “independencia” y “pluralidad”. Cultura pop como estamento, charlas caprichosas y la convivencia de un cine contemplativo con el de historias. Correrse de algunas mañas festivaleras, la representatividad de ciertas minorías, márgenes y centro, centro y márgenes, conceptos que –de mínima- sacan una mueca de esperanza al público que, ante cualquier cambio, se pregunta: ¿qué es, en verdad, el cine independiente? La respuesta no es de nadie pero el BAFICI 15, a la sazón, abogó por encontrarla.

Reseña: Un Año Sin Televisión

MEDIO: Revista 24 Cuadros
FECHA: Abril 2013
Reseña: Un Año Sin Televisión

Un año sin televisión
Tangram Producciones

1 temporada, 2011

Sin vueltas: Un año sin televisión es la mejor webserie de toda la República Argentina. Es que hay, allí, en su propia existencia, una empatía directa para con el espectador vía sus entrañables personajes. (Si quieren la fórmula mágica del porqué, no queda otra que ver la serie.) Y lejos de cualquier dialéctica resguardada en clichés conocidos, Un año sin televisión propone risas en clave Judd Apatow pero desprendiéndose de lo evidente bajo un poderoso manto de frescura (siempre nac & pop). Así, los Tangram Producciones, productora platense que tiene el mérito y la gran responsabilidad de haber hecho esta serie (porque, claro, viendo que es tan buena: ¡lo próximo tiene que ser imponderablemente mejor!), se maneja con soltura entre el humor nerd y la baraja de referencias coyunturales, manteniendo siempre el valor de la amistad, las problemáticas post-adolescentes, la ironía, el hipsterismo, el homenaje a la cinefilia pop y, sí, muchísima onda. Tal webserie, de 8 episodios de duración (cortándose solo “El misterio de las elecciones”, su especial musical, de increíble factura), deviene tan adictiva que la única que nos queda como espectadores, una vez finalizada, es implorarles a sus creadores (oh, la dialéctica, ¿se acuerdan?) que hagan una segunda temporada. Pueden molestarlos y decirles cosas lindas, acá: http://www.facebook.com/UASTV | Por Hernán Panessi

#FAN, primer programa

MEDIO: RadioLK
FECHA: Abril 2013
Arranqué un programa de radio sobre cultura pop. Sí, mi propio programa de radio. El primer programa lo escuchan acá.

Cinco momentos de la productora FARSA Producciones

MEDIO: Sin Aliento, periódico del BAFICI
FECHA: Abril 2013
Acá pueden leer online el periódico entero.

Top 5 de momentos FARSA

Los más independientes entre los independientes desembarcan con todo en el BAFICI. Luego de aquella experiencia triunfal con Filmatron en 2007 –que obtuvo el Premio del Público- los FARSA Producciones proyectan, en las pantallas quinceañeras del festival, la trilogía de Plaga Zombie. Se trata una obra análoga, económica y paradigmática que significó el desparpajo cinéfilo de un grupo de entusiastas -¿ya conocen a los fab five, no? Pablo Parés, Hernán Sáez, Walter Cornás, Berta Muñíz y Paulo Soria- devenidos en referentes de época. Y quienes, para celebrar, evocan en primera persona cinco de sus más grandes momentos. | Por Hernán Panessi

Primera cámara, primer corto | “Cuando tuvimos una cámara en nuestras manos, todo cambió”, sentencia Pablo Parés. ¿El primer corto? Un incunable: Hernán, el psíquico, que rodó junto con Hernán Sáez en 1990 cuando eran apenas unos sub-12, y que –por inexpertos- perdieron días después de finalizado. Títulos sobreimpresos, plano en el comedor de la casa paterna de los Parés, cámara fija posada en un trípode y Hernán Sáez sentado en una silla. “Hola, voy a desaparecer”, decía el niño-actor mientras se frotaba la sien. Corte a lo Méliès, sin haber visto Méliès. Plano vacío. Desde afuera se oía: “¿ven?, desaparecí, ahora voy a volver a aparecer”. ¡Túc! Y ahí estaba de nuevo, frotándose. La magia del cine a través de dos pendejos. Sin dudas, en aquel primer proto-cortometraje, estaría la síntesis fundamental de lo que vendría más adelante: cine con amistad y puro pecho, año tras año, tras año, tras año. ¿Y qué se conoce del segundo? ¡Todo! Boluman, de 1991, hoy se consigue gracias a la otra magia, la digitalización, en YouTube.

Fantabaires | Es sabido: la nerdencia argentina de los noventa hizo pie en Fantabaires, aquella mítica convención dedicada a las historietas, la ciencia ficción, el humor gráfico y el terror. Y en el año 97 los FARSA pasarían -con cierto agite- Plaga Zombie, su primer largometraje. En la edición siguiente, la cuestión tomaría otro vuelo. Nueva exhibición, ahora, con más público. Y así, para 1999, explotaría: “teníamos copias en VHS y las ofrecíamos tirados en la alfombra. Nunca nos echaron ni nada. Guardábamos las mochilas en el stand de la revista La Cosa”, dirá Sáez. En 2000, la gente de Cover Your Bones les ofrecería un pedacito de su lugar. Un metro de largo, una tevé 14” y una flecha roja de dos metros de alto sobresaliendo entre todos los stands. “Vendimos un montón pero, además, teníamos el Chanchito Zombie: nuestro primer crowdfunding”, agrega. De esta manera financiarían Plaga Zombie: Zona Mutante.

Forum | Luis Moreno Ocampo fue fiscal jefe de la Corte Penal Internacional. “Le mentimos dos veces”, dirá Sebastián Berta Muñíz. ¿Cómo? Sí, a finales de los noventa, Moreno Ocampo conducía un programa por tevé abierta llamado Forum, la corte del pueblo. Y los FARSA, inspirados en las primeras apariciones televisivas de Santiago Segura en busca de dinero, se enteraron que la producción del programa pagaba 100 pesos a cada uno de los participantes. Inventaron dos conflictos, viajaron en autos separados, fingieron en vivo y se hicieron de unos 400 pesos. Con ese dinero –birlado con astucia de campeones- aparecerían las primeras copias autoeditadas en VHS de Plaga Zombie y el mundo nunca volvería a ser el mismo.

Sitges | Viajaron a Sitges, el mayor festival de cine fantástico del planeta, en dos oportunidades: 2001 y 2002. En la primera, pasaron Plaga Zombie en Brigadoon, su sección más accesible. Ahí conocerían, vía el historietista Darío Adanti, a la gente de Imagen D.E.A.T.H. y, ¡púm!, vendrían sus primeras ediciones internacionales. Pararon en lo de Angel Mora, propietario del sello. ¿El lugar? Una pequeña casita en una ciudad contigua a Barcelona. ¿Algo especial? “Era una casa costumbrista, bien fea, con muchos detalles dorados que luego vimos en una película porno. Esos eran nuestros distribuidores en España”, comenta Walter Cornás. Después de hacer buenas migas con todos, darle un álbum de fotos analógicas a Brian Yuzna y fumarse unos cigarros con Bill Plympton, volverían al año siguiente para proyectar sus películas y rodar otra con Mora. Pero que finalmente se caería. Sin embargo, en el avión hacia España, Hernán y Berta, planearían Noin: un falso documental sobre el supuesto mejor director de cine de la historia. Actúan ahí desde Guillermo del Toro hasta Santiago Segura, pasando por Alex de la Iglesia y Jason Patric. Mítico.

Arrancacorazones | Hubo un postulado tras ese famoso videoclip de Attaque 77, que forma parte del disco Antihumano editado en 2005: el género fantástico como género posible a nivel nacional. “Nos ayudó a animarnos a una historia de amor, fue como la primera balada de una banda heavy”, dice Paulo Soria recordado por ser, justamente, el hombre a quien Bárbara Lombardo le arrancaba el corazón. Este videoclip les abriría las puertas a cierta masividad: trabajos con Kapanga, 2 Minutos, Catupecu Machu, Pez, Árbol y tal. “Usamos la pantalla de los canales de música como medio para mostrar lo que hacíamos”, agrega. Tuvieron un período intenso –más de 80 videoclips- que capitalizaron con puntos altísimos, caso: Óyelo, de Bahiano; Uno los dos, de Miranda! y ¿Dónde están los hombres?, de Pimpinela, marcando precedente como una de las productoras más prolíficas del mercado local.

ACTIVIDAD: MR. WHEDON, LO SALUDAMOS: INVITACIÓN OFICIAL Y PÚBLICA AL [16] BAFICI A JOSS WHEDON.

MEDIO: BAFICI

FECHA: Abril 2013
Estuve en el BAFICI, en una charla junto con Marcelo Panozzo, Juanma Domínguez, Juan Pablo Martínez y Stephanie Zacharek. Hablamos sobre Joss Whedon. Un tipo se enojó porque quería ver al coreano Hong Sang-soo. En la charla, dije que no sabía quién era. La gente río. Quedará para el recuerdo la ficha del evento. Además, hay testimonio en video acá y acá.

Mención en el diario ABCHoy a propósito de mi participación como jurado en el Desafío 48Hs

MEDIO: ABCHoy
FECHA: Abril 2013
Mención en el diario ABCHoy a propósito de mi participación como jurado en el Desafío 48Hs, en Tandil. La noticia también salió publicada en el sitio EscribiendoCine.

"Luego de la proyección, el jurado eligió a los cortometrajes ganadores.
Estaba conformado por Bety Eleta (Egresada de la Escuela de Danza del Teatro Colón , Hernán Panessi (Codirector de Videoflims), Ayar Blasco (creador de “Mercano el Marciano”), Mauricio Acosta (Subsecretario de Gobierno del Municipio de Tandil) y Virginia Morazzo (Realizadora y Guionista para Cine y Televisión), quienes decidieron los ganadores del concurso."

Artículo sobre el Nuevo Cine Independiente Argentino para la revista peruana Godard

Artículo sobre el Nuevo Cine Independiente Argentino para la revista peruana Godard. El scan, acá y acá.

Nuevo Cine Independiente: La vanguardia cinematográfica desde Argentina

Desde la aparición del largometraje ultra-independiente Plaga Zombie hasta nuestros días, en Argentina se está llevando a cabo una importante renovación cinematográfica con esquirlas en todo el Cono Sur: jóvenes cineastas provistos nada más –ni nada menos- que por sus propios medios, incentivan a otros tantos a que construyan y consuman arte en lugares donde nunca antes hubieran sido, siquiera, lejanos partícipes. El Nuevo Cine Independiente aglutina a un convoy de obras indie pero con serias intenciones de entretener, floreciendo ante un mercado poco innovador, aburrido y repleto de remakes innecesarias.

Por Hernán Panessi

¿Qué es el Nuevo Cine Independiente Argentino?

Históricamente, los movimientos cinematográficos han sido renovadores de cuestiones vetustas. Las intenciones rupturistas y contestatarias significaron siempre nuevas perspectivas de visión. Bajo esa prerrogativa es difícil definir en términos concretos qué es un movimiento. En caso, el Nuevo Cine Independiente Argentino tiene pretensiones marcadas, quizás no así sus delimitaciones. Algunos dirán, de forma excesivamente simplista, que es “la independencia de la independencia”. Imposible. Estamos hablando de un nuevo paradigma dentro del cine argentino pero que, sin embargo, es muy permeable a todos los ideales latinoamericanos, y eso es lo realmente interesante del movimiento.
Autogestión, notoria cofradía, ausencia de capitales excesivos... Ideas (casi) constantes de una vorágine que supura esperanza frente a márgenes de desaliento: la de un cine diferente, atractivo y fatto in casa, como variante al cine comercial.
Lejos de estructuras mainstream e ideológicamente separados de corporativismos, podríamos señalar claramente “qué no es” Nuevo Cine Independiente Argentino. En confrontación directa: Cine norteamericano no es (aunque de ellos toma el ideal absoluto de entretenimiento), cine europeo no es (no obstante incorpora algunas de sus formas), cine asiático no es (bueno, quizás las vertientes marciales sí, pero lejos está de la poética oriental). Perfecto, por decantación, cerca estamos de asociarlo como el fiel reflejo del cine latinoamericano tendiente a la guerrilla, y no, tampoco resulta correcta tal acepción. Este movimiento toma lo mejor del cine mundial germinando una nueva invención: el cine hecho con algunos amigos en pos de la diversión de muchos. Es decir, estos nuevos y jóvenes cineastas, inevitables hijos de la cultura de consumo que generacionalmente heredaron de Hollywood, están elaborando novedosos productos de entretenimiento retomando una cuestión entre ausente y acéfala en los últimos años: el cine de género.
Asimismo, vuelven a la vida las comedias disparatadas, las películas con héroes de acción, el terror clásico y moderno, la ciencia ficción del nuevo milenio, etc. Cineastas independientes empatan el criterio latinoamericano de darle la espalda al cine de género con frutos de calidad.
El Nuevo Cine Independiente Argentino aflora en el instante exacto (geográfico, político y social) donde las nuevas generaciones cinematográficas expresan sus verdades con bravura y destreza. Temporalmente nace con la última declinación del Nuevo Cine Argentino1, digamos, a partir de sus segundas obras, luego de significantes óperas primas. Tales películas aparecen atravesando el mismo espacio temporal pero con una notoria diferencia de pretensiones. Contemporáneos, quizás; parecidos, ni un poco.
Este movimiento representa, entonces, a una estampa generacional auténtica, propia de una cultura latinoamericana doblemente glorificable: independiente y autogestionada.

¿Nuevo respecto a qué?

Si es “nuevo”, por supuesto, se infiere que hay (o mejor dicho, hubo) alguno “viejo”. Bajo el afán de agrupar una serie de obras, como fruto del recambio generacional, apareció una función revitalizadora para con el cine vernáculo.
Extinto el denominado Nuevo Cine Argentino (NCA), una época de transición de entelequias se hizo presente durante el nuevo milenio. Y aquí es donde brota definitivamente el Nuevo Cine Independiente Argentino (NCI)2.
El concepto es totalizador ya que su extensión, obviando el “argentino”, representa a las nuevas tendencias sujetas a construcciones cinematográficas por fuera de las industrias oficiales pero que, sin embargo, pese a ser más bien periféricos, poseen la calidad suprema para su exhibición masiva y posterior deleite.
Iniciado como “cine de culto”, y así fue cómo nacieron la mayoría de las escenas mundiales, por estos momentos, el NCI gana festivales locales e internacionales, es reconocido por la crítica argentina y se haya posicionado, viablemente, cual puerta definitiva, hacia la genuina independencia cinematográfica latinoamericana.

El carácter autogestionado o cuando la industria oficial da la espalda...

En ese preciso momento en que los órganos estatales y mecenas variopintos hacen vista gorda, la opción más lógica –de supervivencia y prepotencia de trabajo- es la de tomar al toro por las astas: envolverse en la aventura sin pedir permiso y esperando todo a cambio. Surge la idea del observador participante.
Más por una actitud exquisita que por prototipos contrarrevolucionarios, muchos directores han evadido la opción de completar formularios para eventuales patrocinios, debido a –lamentablemente- las constantes negativas que en su momento dieron las entidades audiovisuales en brindar apoyo. De esta manera, y de muchas otras también, este sistema satélite fue conformando su propia idiosincrasia... ¡Autogestionada!
Por consiguiente, el movimiento se caracteriza en ser “cine hecho por colegas”. El espectador en algún momento puede hacer su propia película bajo ciertos estándares de calidad. No hay una barrera formal entre quienes hacen y quienes potencialmente podrían hacer. Todos los intervinientes –sin diferencias elitistas, ni divismos extremos- aportan su capital en plan del cumplimiento de objetivos: hacer cine, construir pensamiento auténtico por fuera de los circuitos comerciales.

Los inicios... FARSA Producciones

Mucho antes de saber qué les depararía el destino, unos niños de la localidad de Haedo (al oeste de la provincia de Buenos Aires), jugaban con unas viejas cámaras VHS a hacer lo que siempre les gustó: cine. Precisamente, desde comienzos de la década del ‘90, con sólo 11 años de edad -da fe: Boluman (Diego y Pablo Parés, 1991), hoy conseguible en YouTube-, comenzaron filmando cortometrajes de obvios tintes infantiles, posteriormente mediometrajes más atrevidos y ahora, establecidos como pináculo del movimiento, cosechan legiones de fanáticos por todo el mundo. Estamos hablando de los FARSA Producciones (cuyo team oficial reza los siguientes nombres: Pablo Parés, Hernán Sáez, Berta Muñíz, Walter Cornás y Paulo Soria), y son quienes han conformado la piedra elemental del Nuevo Cine Independiente, el híbrido terror-comedia: Plaga Zombie: ¡La venganza alienígena ha comenzado! (Pablo Parés y Hernán Sáez, 1997), un opus económico –hecho con $150 dólares- que los llevó, por su carácter innovador, a formar parte de las grandes ligas de la independencia.
Esta experiencia casera fue significante en la conformación de la escena, debido a que inclinó a miles de jóvenes a querer emular su linaje y romper, con ello, los límites de la autonomía.

La expansión y consolidación del germen

Una vez instalado el criterio del do it yourself, cantidades de cineastas y atrevidos cinéfilos se aventuraron en probar suerte con sus propias películas.
Debido a la proliferación de Internet y a la “democratización” de la tecnología, el acceso a la industria cinematográfica está medida en cuestiones de coraje. Por lo tanto, bajo esa intención primigenia de la independencia, aparecieron grandes directores argentinos, determinantes en la composición del movimiento y trascendentales para que sea consolidado y rectificado dentro de la industria.
Películas como las de Adrián García Bogliano, Habitaciones para Turistas (2004) y
36 Pasos (2006) y las de la productora Paura Flics en general (Grite una Noche, 2005; No Moriré Sola, 2008; Sudor Frío, 2011), le dieron –sobre todo al terror- una bocanada de aire fresco, un nombre de prestigio, estimulando un género suspendido durante mucho tiempo.
El palmarés que cayó sobre el film de ciencia ficción Filmatrón (Pablo Parés, 2007): Mejor Película Nacional en el BAFICI y en el FESAALP, Premio del Público en el BARS, menciones en Estepona y Fantasposa, ha sido imprescindible para la legitimación del movimiento en ámbitos considerados serios o solamente penetrables por las poderosas majors.
El guiño de los consolidados, caso Peter Jackson, diciéndole al nóbel Andrés Borghi (director del largometraje Bailando con el Peligro, 2009): “Estaré pendiente de todos tus proyectos”, en el marco del concurso neocelandés Working Day, donde Borghi obtuvo el primer premio, significó el alerta de que el mundo cinematográfico high profile está mirando para Latinoamérica.
Dentro del género comedia, la locura de 2 Locos en Mar del Plata (Matías Lojo y Pablo Marini, 2009) y la vanguardista saga de Tetsuo Lumière (TL-1: Mi reino por un platillo volador, 2004; TL-2: La felicidad es una leyenda urbana, 2009) representan el advenimiento de films divertidos sin la necesidad de caer en obviedades encasilladas.
Conjuntamente, por si fuera poco, aparecen magníficas obras como Recortadas (Sebastián de Caro, 2009), La Casa por la Ventana (Esteban Rojas, 2010), El Hada Buena: Una fábula peronista (María Laura Casabé, 2010), Incidente (Mariano Cattaneo, 2010) y Plaga Zombie 3: Revolución Tóxica (Pablo Parés, 2011), fundamentales para entender al movimiento que, cada vez más, encuentra su lugar en el mundo: el de la legitimación.
Sostenida por tamaño caudal artístico, la revolución cinematográfica es tajante e inevitable. Generar cuestiones innovadoras a fuerza de no encontrar espacios adecuados en el mainstream, es una actividad que, según parece, el Nuevo Cine Independiente Argentino cumple y dignifica.



1 Grupo heterogéneo de películas que asumían su carácter contemporáneo, desde 1997 a 2009. La mayoría responde a una bajada de línea intencional por parte de la demanda del Instituto Cinematográfico de Artes Audiovisuales (INCAA), y cuyos máximos referentes estéticos son: Pizza, Birra y Faso (Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano, 1997) y Mundo Grúa (Pablo Trapero, 1999).

2 Término acuñado, en primero momento, por publicaciones especializadas en el año 2009 y cuyo uso se hizo notoriamente extensivo al resto de los participantes (hacedores y espectadores) con el correr de los días.

Nota: Plaga Zombie en BAFICI

MEDIO: Suple No, del Diario Página|12
FECHA: Abril 2013
Versión online, acá.

| Por Hernán Panessi

Tenía que pasar. Y cuando se desarmó el ovillo, la punta de la cuestión amarraba una entelequia deforme, manoseada, popular: “cine independiente”. Desde el corazón de Haedo, y con sólo 150 pesos, un convoy de quinceañeros construyó –casi sin proponérselo y entre amigos- una revolución: la del nuevo, nuevo, nuevo cine argentino. A la sazón, Plaga Zombie, obra análoga, económica y paradigmática, significó el desparpajo cinéfilo de un grupo de entusiastas devenidos en referentes de época. Y a más de quince años de esa germinal experiencia, el BAFICI le rinde tributo a la figura del “zombie criollo” vía su flamante sección llamada “Vanguardias & Género - Retro”. Estos hijos adoptivos de George Romero y los spaghetti zombies han perpetuado escuela bajo su metodología fatto in casa harto emulada por el amateurismo vernáculo. (Sólo basta con chequear las tortas de cortos que compiten año tras año en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre para sentir el olor de su influencia.) A barlovento del viejo pulso del cine argentino (uno empolvado, enquistado en fórmulas vetustas), desde comienzo de los años noventa, y teniendo hoy apenas poco más de treinta años cada uno, los muchachos de FARSA Producciones (conocidos en el mundo del rock por sus videos para Árbol, Kapanga, Catupecu Machu y tal) vienen repitiendo un gesto: el de la autogestión y el puro pecho. La trilogía –compuesta de: Plaga Zombie, Plaga Zombie: Zona Mutante y Plaga Zombie: Zona Mutante: Revolución Tóxica- rompe con las convenciones pre-establecidas e insiste en su propia cosmogonía mostrando a los zombies como una suerte de Gremlins extravagantes llenos de tripas, colorante para torta y miel de caña. Así, de los márgenes al centro, con mucho anclaje en las cintas VHS, el cine fantaterrorífico local encuentra en Plaga Zombie su medalla más importante. Por eso, tenía que pasar y pasó: los FARSA Producciones proyectan la trilogía de Plaga Zombie en el BAFICI.

Y... Quién mató al mayordomo? en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional

Y... Quién mató al mayordomo? en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional

Y... Quién mató al mayordomo?, de Ayelén Turzi

“Inscripta en esa explotación que haría popular la escritora Agatha Christie, el Whodunit?, que refiere al ¿quién lo hizo? de las novelas policiales del tipo misterio de cuarto cerrado, Y... Quién mató al mayordomo? asoma desde los bordes para divertir a todo tipo de público. Hay, en el desparpajo simpsoniano de Ayelén Turzi, su directora, un link umbilical que la conecta directamente a la demencia histriónica de la productora Fomento Producciones (ávida en este tipo de bizarrismos, responsables de Masacre Marcial IVX y 2 Locos en Mar del Plata). Próxima gran gema de la comedia independiente. Y, de paso, vale decirlo: Pablo Marini, el mayordomo del film, es el Guillermo Francella del under.” Hernán Panessi

Mis sucios 3 tonos en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional

Mis sucios 3 tonos en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional

Mis sucios 3 tonos, de Juanma Brignole

“Nada puede salir mal cuando, en medio del cuento, hay un trip adolescente que demanda joda, joda y joda. ¿Serán esos los sucios tonos? Y aquello, toma dimensión sideral cuando sabemos que un grupo de amigos –como los que tuvimos, tenemos o ya no vamos a tener- tiene una sola idea entre ceja y ceja: un recital de Fun People, la mítica banda hardcore de los años noventa. Con olor a nihilismo punk y sujeto a tiempos mesopotámicos, Mis sucios 3 tonos dice presente en la pasada de lista habitual que tiene el cine del mundo –en este caso: made in nac & pop- para con las historias de amistad, idilio juvenil, amor y rock n’ roll.” Hernán Panessi

Alas en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional

Alas en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional.

Alas
“Con un elenco por demás ecléctico –que va desde el realizador Fabián Forte hasta Nahuel Pérez Biscayart, pasando por Inés Efrón y Ezequiel Tronconi-, Alas, ópera prima de Ariel Martínez Herrera, segundo gran proyecto luego de Sesiones FADU, cuenta la historia de Jiménez, un oficinista dócil, trabajador, conformista y hábil para su trabajo, quien vive el peor día de su vida. Por su parte, este film tiene la particularidad de estar rodado íntegramente en la Universidad de Buenos Aires -¡esos decorados recreados!-. Un concepto diferente, con esquirlas de movimientos como el Dogma 95 y sujeto a postulados que hacen mucho más hincapié en el cómo que en el porqué”. Hernán Panessi   

Reseña de Goretech: Bienvenidos al Planeta Hijo de Puta en Efecto Kuleshov

Escribí sobre Goretech -la mejor película del mundo- en el #2 de Efecto Kuleshov. El scan, acá y acá.

Reseña > Cine

Odisea (subnormal) en el espacio

Texto de Hernán Panessi

La experiencia es novedosa: cualquier idea previa que uno tenga más o menos elaborada para con el “cine nacional” se ve destruida y atomizada en cien mil pedazos al conocer de Goretech: Bienvenidos al Planeta Hijo de Puta, la cinta más irresponsable y provocadora de los últimos tiempos.

A veces, cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué pretendemos como espectadores al ver una película? Y a esta altura del partido, con sobreabundancia de información, artistas de todos los colores, multiplicidad de opciones, teorías de aquí y allá, es menester el factor entretenimiento. Huyendo de cualquier convencionalidad y en yunta con las formas de narrar más descaradas que ha dado el cine mundial, la siempre polémica productora Gorevision, se despacha con –atención el nombre- Goretech: Bienvenidos al Planeta Hijo de Puta, el film más marginal y entretenido que ha vomitado la cultura independiente argentina.
Manteniéndose siempre en la primera línea de fuego del underground criollo (a saber: en Sadomaster y, su secuela, Sadomaster: Locura General, abundan las pijas y la ruptura de la moral puritana, en Un Cazador de Zombies dicen presente los degeneramientos más carnales, con Holocausto Cannabis aparece el primer título con “cannabis” en la historia del cine nacional y, así, se suscribe un tendal de camorrerismo ad eternum), los Gorevision, la productora más escandalosa de la truculencia nac & pop (que, hoy, tiene una buena variedad de exponentes –de FARSA Producciones a Sarna Cine, de Paura Flics a MutaZion, et al.-), venerados en disímiles lugares del mundo como Estados Unidos, Alemania o Japón a razón de la explotación ultragore y sus ediciones en DVD, llevan adelante una historia de ciencia ficción que horrorizaría, sin lugar a dudas, hasta a un iconoclasta como John Waters. (Sí, a ese de Pink Flamingos o Female Trouble o Desperate Living, el mismo que dijo: “Enseñé mi película a unos asesinos en la cárcel y su reacción fue: estás mal de la cabeza”, aquel que fuera capaz de filmar un plano secuencia de un travesti gordo & glam comiendo la caca de su pequeño perrito. Y de quien, los Gorevision, además de a Albert Pyun, Sergio Corbucci, Andreas Schnaas, Lloyd Kaufman y Walter Hill, entre otros, tomarían como influencia.)
En rigor, Goretech cuenta la historia de una expedición al -¡ajám!- Planeta Hijo de Puta. Después de una traición seguida de impericia por parte de la tripulación original del viaje, una seguidilla de acontecimientos desdoblan lo que era, en principio, un notable avance para la humanidad, deviniendo en la catástrofe más grande que el destino (o el hombre) ha generado: la desaparición de todas las mujeres del universo. Asimismo, entonces, la Tierra sucumbirá ante el poder del siniestro humanoide Dr. Hell y lo que antes era paz y progreso, ahora será muerte y miseria. Para hacerle frente a semejante amenaza, un obeso definitivamente inepto, Han Sordo, y su maestro, Capitán Salas, un ninja ancestral y cascarrabias, serán los responsables de detener el Apocalipsis final.
Aquí, La Guerra de las Galaxias, por ejemplo, de quien hereda (y corrompe) estructura, no tiene nada que hacer a su lado. Goretech, que se postula a sí misma, en el súmmum del patoterismo, como “la mejor película de la historia”, y que mama influencias de todo tipo de expresiones –desde videojuegos ochentosos, música ídem, la comedia slapstick, hasta el cine de culto, psicotrónico y psiconáutico-, se convierte en un producto único en su especie, inenarrable. Donde sólo es posible <> a través de los sentidos, de su visionado en plan fumón, de prestarse a una comedia atípica, diferente a esa forma de ver las cosas en las que, como todo lo que es incomparable, por tal, se distingue, se corta solo, llama la atención.
Así, sujeto a una lógica tan pasional como delirante (el sprint final, con ese montaje de doble batalla, no puede ser tan <> en el mejor de los sentidos), deconstruye –apelando a las formas más provocativas de acción: felaciones homosexuales, “referencias chistosas” a instancias históricas delicadas, amores casquivanos, violaciones y triperío- un sinfín de convenciones a las que la cinematografía, sin arriesgarse por entretener al margen culpas, y lejos de vestiduras –a la sazón- culposas, se adhiere naturalmente y pocas veces se juega con algo tan distinto.
Por eso, para cualquier estándar preestablecido, vetusto, antiguo y polvoriento, Goretech puede significar la peor de las porquerías, el cachivache más curioso del cine contemporáneo. Un producto de la baja cultura, el amateurismo o, bien, un largometraje falto de pretensiones artísticas serias. (Nada más errado a todo ello, por lo demás.) Sin embargo, esa cuestión representacional, aquella que exige al espectador relajarse y dejarse llevar por el caos, será fundamental a la hora de ver esta historia. Siendo un film rebelde, donde desde el minuto 0 demanda ir siempre con pie de plomo, donde todas las actuaciones polémicas y sus efectos especiales low-fi (esa parodia al Némesis de Resident Evil, ese castillo entre oscurantista y medieval, ¡ese derrumbe!) terminan siendo un postulado poderoso, un manifiesto ante la vida: porque, claro, acá nada más importa, sólo las historias, ir hacia delante, entretener.
El mayor requerimiento será, pues, bajar la guardia, estimularse (la elección de con qué nunca fue tan libre) para que este convoy antisistémico termine por avivarnos que, dado el caso, la inmersión a las profundidades puede venir desde el arte, por supuesto, pero mucho más si éste es genuino; como el de Germán Magariños, el director de esta obra, y el de toda su trouppe de provocadores full time. Para certificar tamaña expresión, Goretech terminó llevándose el “Premio del Público”, el más alto, el que los directores buscan por una cuestión de empatía con su gente, a la “Mejor Película Iberoamericana” del Buenos Aires Rojo Sangre 2012, uno de los festivales de cine fantástico más importantes de Latinoamérica, el lugar donde hacen pie este tipo de productos. Y, sí, dadas las circunstancias: entendieron todo.

Nota: El Último Exorcismo parte 2

Escribí sobre El Último Exorcismo parte 2 en el número 137 de la Revista La Cosa (abril 2013). La versión impresa está acá y acá.

La religión y el misticismo invadieron el mundo del entretenimiento. Libros, películas, visitas ilustres, discos, revistas, párrocos, curas, guita. El oscurantismo, las sectas y los exorcismos están latentes en nuestra sociedad. En ese contexto, aparece la secuela de El Último Exorcismo y es buen momento para que Hernán Panessi nos empape de ciencia, religión y esoterismo en la cultura pop.

Para la Iglesia Católica los exorcismos son temas del pasado. Un día dijeron: ya no más y todos a otra cosa. Sí: todavía se puede creer en Jesús, María y José, pero no en posesiones. “Cartel de freaks, familia de impostores. Tu cruz, sin luz, no aguanta la corona. Mentiste bien, robaste fe. Tu club estalla y desmorona”, acusan los Babasónicos en “Demonomanía”. Mientras tanto, en el programa de TV conducido por Fantino, el cura luterano Manuel Acuña habla con vehemencia sobre el libro Los Romanos e inmediatamente alguien lanza un chiste de culos. Así, el exorcismo se ha convertido en un tema con diversos e improbables tratamientos. ¿Qué conlleva estar poseído? La obra “Summa Daemónica”, de José Antonio Fortea, lo aclara: “Estar bajo dominios de agentes externos, generalmente llevados por uno o más demonios”. Desde el punto de vista médico, se lo considera como un trastorno disociativo de la histeria, denominado “demoniopatía” o “demoniomanía”.
Entonces el cine, órgano cultural siempre dispuesto a reinterpretar y retroalimentar los temas de la sociedad y sus coyunturas, se ocupó arduamente de los exorcismos. Tuvo puntos altos en Estigma (Stigmata, 1999), con una posesión espiritual no demoníaca de una chica urbana. (“Es la segunda parte que El Exorcista se hubiera merecido”, escribía Mariano González Achi en el número 48 de la Revista La Cosa.) También con El Ente (The Entity, 1982), controversial film donde un espíritu violaba a una mujer. Y en Rec 2 (2009), donde una infección viral se convierte en posesión demoníaca. Sin embargo, como es sabido, sería El Exorcista (The Exorcist, 1973) la película que llevaría a la cultura popular un tema de márgenes. Y lo haría para siempre.
Ahora, a 40 años de aquel paradigma que significó la película de William Friedkin basada en el libro de William Peter Blatty, se estrena El Último Exorcismo – Parte 2 (The Last Exorcism Part II, 2013), secuela del film de Daniel Stamm, con producción de Eli Roth y un presupuesto de 5 millones de dólares. ¿Cómo es posible que exista una parte 2 de un último exorcismo?
En el mundo espiritual, al exorcismo se lo acepta por lo que es. Es decir, se lo enfrenta. De manera que hay una disposición a tal acontecimiento. Por eso, se dice que las personas religiosas están cerca de Dios. Y en consecuencia del Demonio. Quitarles el Diablo es una prueba de fe. (Revisar: El Exorcismo de Emily Rose –The Exorcism of Emily Rose, 2005-, icónica sobre este tópico. Leer: “Mano a mano con el diablo. Crónicas de un cura exorcista”, de Carlos Alberto Mancuso, con casos locales.) Como ocurre en la primera, El Último Exorcismo (The Last Exorcism, 2010), en la que un cura desenmascara falsos exorcizados, hasta que se topa con uno real. Y desde ahí se dispara otro concepto, que tiene que ver con la forma más que con el fondo: el “found footage”.
El “metraje encontrado” o “found footage” –ver recuadro: “El terror encontrado”- es un género cinematográfico donde uno o más personajes involucrados actúan delante o por fuera de la cámara. A la sazón: el éxito de El Último Exorcismo se le adjudica a esta cuestión vertiginosa y realista del “metraje encontrado”. La segunda –que se estrenó en Estados Unidos y no le fue tan bien como a su antecesora- no continúa esta expresión vanguardista de “parecer real”. De hecho, el público norteamericano criticó esa ausencia. En El Último Exorcismo - Parte 2, la protagonista intenta reconstruir su vida luego de los eventos presenciados en la primera película. Regresan las fuerzas malignas haciéndolo, según parece, de forma aún más terrible. Y con las sentencias, surgen dudas. Según la Real Academia Española, “último” es “lo final, lo definitivo”. Por eso, como a la Iglesia Católica, siempre nos quedará la duda: ¿será éste el verdadero y último exorcismo?

El terror encontrado
En muchas películas de “found footage”, la presentación dispara una advertencia: la cinta fue encontrada por tal entidad o es usada como material artístico e histórico. Aquí, la acción es vista en primera persona. El cine de terror lo hizo carne comenzando con Holocausto Caníbal (Cannibal Holocaust, 1979), siguiendo con El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) y explotando con Monstruo (Cloverfield, 2008). Algunos conceptos de post-cine se aferran al “found footage” e incluso, en nuestro país, hay un libro dedicado al tema: “Cine encontrado ¿Qué es y adónde va el found footage?”, de Leandro Listorti y Diego Trerotola. La primera parte de El Último Exorcista legó este género.

Exploitaition sucio
Secuelas tramposas que se colgaron de las tetas de sus versiones originales.

Carrie 2: La Ira (The Rage: Carrie 2, 1999) | En el film nadie se llama Carrie porque... ¡está muerta!

Carlito’s Way: Rise to Power (2005) | ¿No lo mataban a Carlitos? ¡Fue! Le mandaron “Carlito’s” igual.

Esperando la Carroza 2 (2009) | No hay ningún anciano. Entonces: ¿qué carroza estarán esperando?

Titanic II (2010) | ¿No se había hundido el Titanic? The Asylum dijo: “bueno, este barco es otro”.

El Último Exorcismo - Parte 2 (2013) | ¿En qué quedamos? ¿La otra era El Anteúltimo Exorcismo?

Eli Roth tiene doble ciudadanía

El norteamericano –que habla perfectamente el castellano- conoció al chileno Nicolás López en la presentación de su película Hostel (2005), durante el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Y ahí comenzaron una amistad que perdura hasta hoy. Colaboraron en Qué pena tu familia (2012), donde Roth hace las veces de médico come hembras. Por su parte, es protagonista y co-guionista de Aftershock (2012) –dirigida por López, tuvo su premiere en Argentina, también en Mardel-, una de terror que tiene como marco el último temblor en Chile. Sí, Eli Roth tiene doble ciudadanía: también es sudamericano.

Topos en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional

Topos en el catálogo de La Nave de los Sueños de la Biblioteca Nacional.

Topos, de Emiliano Romero

“Suerte de distopía alla Underground o Delicatessen o Brazil dirigida por Emiliano Romero, realizador nacido del seno del teatro. Aquí, como Los Morlocks del Universo Marvel o sus homónimos originales de La Máquina del Tiempo de H.G. Wells, un grupo de infrahumanos viven en una ciudad denigrada y subterránea. Y ahí, yendo y viniendo desde el mundo normal al mundo de abajo, el concepto de la otredad toma vuelo propio y estalla como una granada de fotones en los ojos del público. Topos es cine del grande, del bueno, del que pone al espectador en jaque. Bienvenido, entonces, lo aguerrido de la sangre joven.” Hernán Panessi

Artículo de cómo Fede Álvarez llegó a filmar la remake de Evil Dead

MEDIO: Suple No (Diario Página|12)
FECHA: Abril 2013
Escribí un artículo sobre cómo Fede Álvarez llegó a filmar la remake de Evil Dead. Salió sin firma porque adherimos al reclamo de los compañeros trabajadores del Diario Clarín.

| Por Hernán Panessi

La destreza de los seres humanos consiste en tomar decisiones. Y esas, por supuesto, las hay de todos los colores y con distintas resonancias. Las palabras tienen, en sí mismas, una carga chamánica, un poderío inusitado, un universo de interpretaciones. Por eso, un “no” a tiempo puede resultar un corte, una fatalidad o el vacío, pero –por qué no- la victoria, la renovación o, como en el caso de Fede Álvarez, una oportunidad para que venga lo bueno. Y hay algo que se supone: existen situaciones incuestionables. Por eso, y no es ejemplo sino paradigma, vale preguntarse: ¿quién, en su sano juicio, le diría que “no” a una propuesta del poderosísimo Harvey Weinstein?

Álvarez, un joven director uruguayo que apenas tenía consigo un videoclip devenido cortometraje, se animó a lo inusitado: vomitó un “no”. Ene-o, ¡no! Dejó pasar la oportunidad de filmar con Weinstein, uno de los productores más importantes de la Gran Industria. Y ya nada sería lo mismo. No obstante, eso le significó caerle simpático a otro poderoso del cine mainstream: Sam Raimi, el director de la trilogía de Spiderman y el responsable de la saga de culto Evil Dead. Pero, ¿quién es este Fede Álvarez? ¿De dónde viene? Y, sobre todo, ¿por qué terminó donde terminó?

La historia está sostenida en la lógica de un cuento de hadas 2.0: en 2009 alguien sube un corto a YouTube, engorda el contador de visitas y la industria pone en el centro lo que se supura de los márgenes. Y desde aquí, el éxito, las oportunidades y la remake de Evil Dead, uno de los films más importantes en la historia del cine de terror. ¿¡Cómo!? Durante unos años, Fede Álvarez se la pasó encerrado con su PC fabricando un video lleno de navecitas. Se trató de Ataque de Pánico!, clip de la banda Snake (los escuchan acá: www.myspace.com/snakeuy). Ahí, acontecía un ataque a Montevideo por parte de unos robots intercalándose con imágenes del grupo tocando. Al tiempo, el cineasta lo reciclaría llevándolo al formato cortometraje, dejándole sólo las imágenes de la invasión. Y a raíz de este cambio, un pequeño furor en Internet.

Mientras tanto, en Argentina, “Fierita” Catalano abogaba por la nerdencia desde adentro: tenía una sección en la versión medianoche del noticiero de Telefe, donde presentaba curiosidades de la red. Allí emitió completo Ataque de Pánico!, el corto. La noticia resonaría a los días en Uruguay. Los noticieros charrúas se sumarían a la novedad: también le darían aire. Y... ¡Púm! Ahora sí, furor viral en Internet y el cuentavueltas se empacharía de reproducciones.

Desde Norteamérica, cautivados por la ecuación de “bueno y barato” (la experiencia previa había sido la de Neill Blomkamp y Alive in Joburg, que más tarde se convertiría en el largo Distrito 9; y hace poco la del argentino Andy Muschietti con Mamá, corto y largo homónimo), las dos agencias de cazatalentos más importantes del mundo lo buscaron. Le prometieron reuniones. Y Álvarez, sin dinero para viajar, engatusó al sistema: “La otra me paga el pasaje, ¿qué me dan ustedes?”, disparó a las dos por igual. Sin embargo, ninguna le había asegurado el boleto. Al rato, lo consiguió. Y horas más tarde, viajaría a Los Ángeles.

Una vez allá, la anécdota del comienzo: un uruguayo con –apenas- un cortito viralizado, tras sentirse incómodo en una cena, le diría que “no” a Weinstein, el ex dueño de la distribuidora Miramax, el productor de Quentin Tarantino y uno de los mandamás de Hollywood. ¿Qué sucedió entonces? Parece que el Dios de la vida de Álvarez es un ser influyente. Eso o, claro, aceptar la existencia de los misterios. Y tiene que haber sido un misterio (digamos misterio a todo aquello que es preferible ni siquiera saber por qué no conviene nombrar, enfocar y explicar) lo que empujó a que el mismísmo Sam Raimi, fanatizado por Ataque de Pánico!, lo invitara a conversar vía Skype.

Raimi le ofrecería una película desarrollada en Argentina con un presupuesto de 30 o 40 millones de dólares. Se mencionó, incluso, una versión de El Eternauta. Para tener una pata hollywoodense, Sam envió a Buenos Aires a un guionista (vino uno de los encargados de Inframundo: El Despertar) a trabajar con él. Parece que el proyecto fue un desastre y esa sociedad no funcionó. ¿Los motivos? La vergüenza que empezó a sentir el uruguayo a propósito del guión y la –por entonces vigente- noticia de una posible película de Lucrecia Martel sobre la historia de Héctor G. Oesterheld. Una vez más, Álvarez le diría que “no” a Hollywood.

Las charlas por Skype continuaron. Y una de ellas derivó en Evil Dead. Estaba en el aire la idea de hacer una cuarta parte, pero lo cierto es que Raimi no tenía el tiempo suficiente. “¿Por qué no dirigís Evil Dead; pero no la 4, sino una remake?”, deslizó el norteamericano. Del otro lado, silencio. Suspenso... “¡Sí, acepto!”, fue la respuesta del uruguayo. Funde a negro. Corte. Apenas después, la remake de Evil Dead se capitalizó, fue un éxito en los Estados Unidos (se corrió un rumor: ya le habrían ofrecido una secuela) y, como en las fábulas, sin solución de continuidad, se estrena este jueves en las pantallas del país.

Entrevista en Aire y Acción, por FM Mundo Sur

MEDIO: Aire y Acción, por FM Mundo Sur
FECHA: Abril 2013
Estuve en Aire y Acción, por FM Mundo Sur, hablando sobre cine independiente, depresiones, porno, Kenneth Anger y cultura pop. Lo escuchan acá.