Reseña: Mister Lonely

MEDIO: Revista THC
FECHA: Junio 2012
Reseña: Mister Lonely

Mister Lonely
Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Irlanda, 2007 / 112 min.
Dirigida por HARMONY KORINE

Harmony Korine tiene algo. Con su primer película, Gummo, lanzó al planeta Tierra una bomba llena de nihilismo que hizo eclosión como aquel tornado que asotó Ohio al son de Roy Orbison, Buddy Holly y Madonna. En su segunda, Mister Lonely, tiró la misma bomba a un planeta con aspecto de Tierra pero que en realidad era Marte. O Urano, o Plutón, o ninguno de ellos y todos a la vez. Allí, una máscara puede ser un disfraz y, tal vez, un modo de vida. A la sazón, en Mister Lonely, el encantamiento por ciertas figuras de la cultura pop hace que un convoy de imitadores –en el colmo de la mimesis- vivan juntos en una alejada mansión. Todos pretenden ser como sus personajes escogidos. Adoptan sus personalidades, se desdoblan, viven la farsa de creer en una vida que no les pertenece pero, en rigor, sí. Y siempre vuelve el nihilismo. Con un clima narcótico, Korine erige la historia de Michael Jackson (Diego Luna), un joven norteamericano que vive en París, quien conocerá a Marilyn Monroe (Samantha Morton) y será invitado a su comuna en Escocia donde vive junto con su esposo, Charlie Chaplin (Denis Lavant), y su hija Sherley Temple (Esme Creed-Miles). Un delirio. Korine, también responsable de Trash Humpers y del corto Unshini Wam, en ese “algo” innato, se aproxima a ciertos tópicos que le son recurrentes como las enfermedades mentales, la infancia disfuncional, los bordes sociales y los simbolismos. Aquellos, claro, que lo separan de la norma y lo elevan a la categoría de autor de culto. Nada de obviedades, puro crack que hace ¡pum! y explotará de nuevo en The Fourth Dimension, su cuarto largometraje. / Hernán Panessi

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