Nota sobre Kick-Ass 2 en el Suple NO, de Página/12. Acá, la versión online.
Por Hernán Panessi
Algo está pasando. Pese a que Argentina
es una plaza importante para la nerdencia global, alguien puso el freno de mano
y Kick-Ass 2 estuvo a punto de abortar misión en las salas locales.
Inicialmente distribuida por UIP, la secuela de Kick-Ass iba a tener su
arribo en el mes de septiembre pero, en medio del raid promocional –si hasta
fue tapa de la Revista La Cosa-, la distribuidora suspendió su estreno.
Y desde la web, un convoy de cinéfilos se movió como una tromba e hizo sentir
su presencia. El anhelo era uno: que se estrene Kick-Ass 2 en nuestro
país. Village Cines escuchó el reclamo y compró los derechos de exhibición. Así
las cosas, se estrena el jueves 24 de octubre.
¿El motivo de aquella
tribulación? Los pocos espectadores que traccionó la primera parte: apenas unos
17.000. Por eso, desde UIP decidieron parar la mano. Se escuchó por ahí que
“los estándares para promocionarla eran muy caros”. No obstante, es éste un
caso curioso -de esos donde Internet mete la pata-, ya que Kick-Ass
logró muchos adeptos que la vieron por fuera del cine. Sí, a pura piratería. Y
que sea lo que sea.
Finalmente, Village se
hizo con Kick-Ass 2 y la estrenará en 8 complejos en formato digital. Y
se trata de un experimento de distribución, ya que no es habitual que se
exhiban películas de las denominadas tanques antes de las elecciones. Resulta
sabido que ese día –los domingos son de los denominados “fuertes” para la
taquilla- existe la posibilidad de que no abran los cines. En consecuencia,
podría sentir esquirlas de lo vivido aquel junio de 2010 y sus escasos
concurrentes.
Otras experiencias: el país vecino de
Colombia, por ejemplo, la tuvo una semana en cartel. Y según el sitio Box
Office Mojo, en Estados Unidos recaudó unos 13 millones de dólares en su primer
fin de semana. ¿La recaudación total? Más de 40 millones. Mientras tanto, ya
anunciaron la salida del blu-ray para el 17 de diciembre. Y en Argentina, el
desenlace fue curioso: el bullicio generado en Facebook y Twitter –en la red
social del pajarito hubo un trending topic que colaboró fuerte con la causa:
#KickAssEnCines- hizo que una cadena de cines adquiriera los derechos del film.
Y acá, en rigor de verdad, la demanda del público se hizo sentir.
Por estas pampas, hubo
otro anclaje pop respecto al caso Kick-Ass cuando, en 2007, el cineasta
Sebastián De Caro lanzó un cómic que respondía al nombre de Doméstico,
la historia de un chico común –con intenciones de levante y algunas otras de
justicia- que portaba un traje verde y amarillo. Y un año después, la dupla Mark Millar y John Romita
Jr. haría la historieta de Kick-Ass. “Me llamó Diego Greco, el
dibujante, y me dijo: ‘nos robaron’. ¿Quién nos va a robar esa idea que estaba
recontra hecha? ‘Mirá este trailer’, retrucó Greco. La primera vez que lo vi no
lo podía creer”, apunta De Caro. Y agrega: “Vi el traje y era igual; el pibe
era igual, caía en la basura, no tenía poderes”. ¿Operación conspiranoica o
sincronicidad cósmica? Como sea, no hubo juicios ni pasó a mayores. Pese a
ello, la duda del plagio persiste.
Otra de las arterias que
llevaron resonancia al kickassgate fueron sus ediciones locales en
papel. El sello Ovni Press lanzó con éxito Kick-Ass en una lujosa
edición de tapa dura. Y ahora, por su parte, sacó Hit-Girl, un puente
entre la primera y segunda parte de Kick-Ass, que también está a la
venta. “Los derechos de Kick-Ass son de Millar y Romita Jr. y, para su
publicación en Argentina, Marvel nos hizo de intermediario”, comenta Martín
Casanova, encargado de traer este material al país.
Y algo pasó: historietas, estrenos
comerciales, plagios, cibercomunidades que reclaman. La noticia, entonces,
apunta todos los cañones a una figura remarcada por la WWW: el público es el
que manda. Asimismo, las redes sociales manejan el pulso de la opinión pública
y, a las claras, influyen en ciertas decisiones comerciales. Por eso, ahora sí,
bien vale señalar que la premisa de “lo que tenga que ser, que sea; y lo que
no, por algo será” puede doblarse al punto de partirse... siempre y cuando haya
del otro lado una conexión y un humano con muchas ganas de expresarse.
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