El shopping: la máxima colonización de la globalización

MEDIO: Fanzine Planeta Z (Concepción, Chile)
FECHA: Diciembre 2011
http://i55.tinypic.com/o0xb2r.jpg
http://i51.tinypic.com/20rl7w4.jpg
http://i53.tinypic.com/33vddmx.jpg

El shopping: la máxima colonización de la globalización

“Mentes maestras nos tienen atontados. Dicen: entrá que está climatizado”
Babasónicos – El Shopping (Miami, 1999)

Si se definiera a lo moderadamente exitoso, en el termómetro de hoy, podríamos decir que significaría: tener un buen trabajo de oficina, una obra social pre-paga y, como mínimo, gozar de vacaciones una vez al año. Okay, precisemos la acepción de “esclavo moderno”: Joven profesional de una multinacional. Buen sueldo, nadie lo niega. Trabaja 16 horas por día. Apenas le da el tiempo para comer. No tiene sexo. Seguro podrá comprar un par de zapatos en un shopping. ¿De vivir? No, eso es para otros.

Devastación subjetiva, gente mata sin motivos. Sí, sin causal. Los medios de comunicación masiva insisten en esta figura. “El goce por el asesinato”, dicen.

Hay algo que es, desde el avance sociológico, cierto: la inscripción e inserción del sujeto en la cultura implica el “no” al incesto y el “no” al parricidio. A partir de esas dos prohibiciones se ingresa a la cultura. Se resuelven Edipo y Electra, ambos complejos de la neurosis que, no es casualidad, están relacionados con que un humano pueda asesinar en el primer grado de filiación. “El niño mata porque es cruel”, dirá Sigmund Freud, allá por el año 1905, en sus ensayos sobre teoría sexual. ¿La segregación globalizadora guardará vínculo con ese agregado de sentimientos y emociones infantiles?

Para que el ser humano tenga reconocimiento de sí mismo, necesita del otro. Y ese otro debe estar inscripto en un grupo simbólico. ¿Alguien se puso a pensar en cómo la interdependencia mundial posicionó a los shoppings como elucubradores de grupos simbólicos, como proveedores de objetos de status y poder?

La máxima colonización la ejerce la globalización. Su elegante brazo armado: el shopping. Se ofrece: sofisticada química a la venta. Lo transcultural como idea central. Las poblaciones nativas soportaron un durísimo proceso de transformación de lo legítimo e ilegítimo. La usurpación de tierras se convierte en algo legítimo, lo mismo sucede con, por ejemplo, las lenguas nativas: desaparecen, nada afecta. ¿Qué es lo normal cerca de estar en el fin de la historia?

Preocupa. La fetichización de la mercancía y del logo, preocupan. Los procesos simbólicos muestran el paso de lo ilegítimo a lo legítimo. El semejante también es enemigo, entonces: “a ver en qué me diferencio”. El shopping se convierte en un preservador de la especie, en un germen virósico sumamente diabólico. Bajo este contexto, el precio es el trauma social, claro está. Cuánto tienes, cuánto vales.

¿Cuál es la diferencia entre un niño y un adulto? Según Jacques Lacan: La responsabilidad del goce. No sólo el niño “quiere shopping”, el adulto “quiere shopping”. La sublimación del deseo en pulsiones de compras compulsivas (¿o serán, mejor dicho, pulsiones de muerte?) son moneda corriente. El inconsciente individual sostiene las consecuencias del inconsciente colectivo. Todos gastan, poco importa el otro. Total, ¡soy el ombligo del mundo!

La educación ordena, y el resto lo hace la policía o, tal vez, si tienen suerte, la psiquiatría. Está más que comprobado: vivimos infantuados, creemos que somos lo que no somos. Si existen los shoppings, es porque, definitivamente, vivimos infantuados. Creer que la marca somos nosotros... Exiguos controlan las recetas, pero: nosotros no somos la marca. La complicidad es falsa, señores.

Soy, en la medida que me la creo. Algo así vendría a ser la infantuación. No se sostiene del todo porque los tiempos son veloces. La identificación prestada por signos es insignificante al lado de un asesinato, eso es indiscutible. Ahora... si el exceso de identidad en el grupo segrega a todos los demás, y en consecuencia aparece la brutal dicotomía entre “los que tienen” / “los que no tienen”, ¿cómo no pensar en instintos asesinos de un grupo hacia otro o, que no asombre, dentro del mismo grupo? Su diferencia hace el signo: pertenecer o no. Odio.

¿Qué tiene que ver esto con el shopping? ¡Pues absolutamente todo! El corporativismo es el Dios moderno. ¿Sacrilegioso? La sangre derramada por los colonizadores es más que obvia: Colón no descubrió América, ¡fueron los distritos comerciales!

0 comentarios:

Publicar un comentario