Columna de opinión: Nerdencias (Mayo 2011)

MEDIO: VideoFlims.com.ar
FECHA: Mayo 2011
El BAFICI por dentro

El BAFICI por dentro

El BAFICI, en su decimotercer edición, siguió con su polémico legado y, por primera vez, películas de VideoFlims Distribución pudieron estar incluidas en su programación. Una mirada por dentro, desde la intrínseca arteria del mercado industrial.

UNO
“Es difícil entrar a un boliche y que todas las minas sean lindas. Aparte, vos no querés bailar con todas, querés bailar con dos o tres”, así partió el BAFICI, en boca de Gabriel Patrono, benemérito director de La Nave de los Sueños, como parte de una analogía pachanga-BAFICI. Es cierto: demasiado dificultoso es que en un festival con tantas películas programadas gusten en su totalidad, sería imposible, imperfecto, siempre son dos o tres las que sobresalen por el resto en el paradigma personal. Sin embargo, el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente todavía tiene algo por señalar con el dedo: sigue siendo poco integrativo con los márgenes. También es cierto que el festival posee su identidad, de eso no caben dudas, aunque desatender lo anterior sería ser conformistas con la coyuntura, entonces –quizás- los resquemores aparecen cuando uno se pone a pensar en que el susodicho es particularmente de todos (¡literalmente es de todos!, lo organiza el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que debería tender a abrir y no a cerrar). Como espectadores, y desde cierta visión industrial, claro que sí, uno se pregunta: ¿por qué la periferia no es seleccionada? ¿Qué pasa que no hay una federalización real? ¿Por qué no hay cine de género en las competiciones del BAFICI? ¿Hay preferencias notables por determinadas escuelas de cine y su estudiantado? ¿Habría que redefinir la entelequia “independencia”? Muchas son las preguntas. Lógicamente: muchas son las respuestas.

DOS
Uno de los hits de la Competencia Internacional fue El Estudiante, película dirigida por Santiago Mitre (otrora guionista de Carancho), largometraje que actualiza ciertas cuestiones vetustas del pensamiento vernáculo, y que desearíamos editar, quien en una entrevista con el website Escribiendo Cine mencionaba que “luego del festival pensaba en un estreno a corto plazo”. Averiguando sobre la cuestión, saltó a luz que, como muchos, pese a la potencialidad comercial de su filme (léase: proyectar psicológicamente en un estreno con buena cantidad de copias), los productores de la película piensan (ahora) hacer lo suyo en MALBA y Cosmos-UBA. Esto sirve como ejemplo para esbozar un panorama con respecto a la distribución y exhibición post-BAFICI. ¿Cuál es el fenómeno particular que hace que películas como El Estudiante agoten entradas antes de comenzar el festival y luego tengan que ir -sólo- a dos salas, especulando con una posible cantidad límite de espectadores? Resulta paradójico. Los huérfanos de BAFICI encuentran su lugar en el mundo, luego, en circuitos off-Cinemark, Village, Hoyts, etc. ¿Por qué cuando se exhibe una película iraní o finlandesa en BAFICI agotan todo y, por el contrario, cuando los exhibidores locales se arriesgan a mostrarlas comercialmente no va nadie y deben bajarla de cartel en menos de lo que canta un gallo? Por otro lado, desde la cosmovisión de la distribución, que es la que nos compete, subyace la siguiente reflexión: qué pasaría si la cosa no estuviese tan apuntada al negocio golondrina del snobismo, si quedasen seleccionadas en las secciones vidriera (alguna de las dos competencias main o, mismo, en Cine del Futuro) más películas que representen, primero, continuar con una identidad cinematográfica nacional y, segundo, que sean integrativas con todos los márgenes a riesgo menor de no cultivar algo que falleció (nada más muerto que el Nuevo Cine Argentino y las cadencias naturalistas). De movida: descreer de las modas –palo para el ghostwriter que reseñó el largometraje de Mitre en el catálogo- para construir una herencia. Eso ya sería un avance. Hay que pensar que la verdadera independencia también puede ser negocio. Las historias que cuentan Historias. Un negocio ni circunstancial ni destructivo. Por más El Estudiante.

TRES
Parece que es rentable el director Iván Fund en festivales. El pasado año, para esta misma época, estaba ganando la Selección Oficial del BAFICI y Un Certain Regard en el Festival de Cannes con Los Labios. Ahora, en la edición 2011 de BAFICI, se hizo acreedor del premio CPH:DOX-CPH:LAB otorgado por Buenos Aires LAB a su Me perdí hace una semana y obtuvo “Mejor Fotografía” por Hoy no tuve miedo. Además, en el año 2009, participó de la Competencia Internacional con La Risa. Ninguna de ellas tuvo estreno comercial. Imagino, tal como viene la mano, posando visión sobre el “producto cinematográfico” y de donde viene, que misma suerte correrá El Camino del Animal, efectiva ignorada por el público, la crítica y la opinión pública, sospechosa ganadora de la Competencia Nacional, dirigida por Nicolás Grosso. Por ello, ya va siendo hora, entonces, de darles esta clase de oportunidades a otro tipo de realizadores. El negocio para el Cine Argentino no debería ser sólo para unos pocos. Como dijo el mítico proyectorista Julio Barragán en las páginas de la revista Haciendo Cine: “Todos lloran porque hay que apoyar al cine nacional y el 90% es malo, sino las salas tendrían que estar completas y están vacías”. Para pensar.

CUATRO
Pulgares arriba para el Industry Office. Inexpugnable cuestión. El BAFICI ha encontrado ser la vuelta efectiva a, por ejemplo, las ventanas de negocios del tipo Ventana Sur o, mismo, su doppelgänger francés, el Marché du Film, con un simple mecanismo de invitación a programadores de festivales internacionales, compradores, productores, fundaciones e instituciones filantrópicas + una efectiva utilización del correo interno + unos silloncitos para charlar. No hizo falta más, no hace falta más (bueno, siempre sobran tantos cocktails pomposos). Con un “manual de la industria” conteniendo el quién es quién del métier, el festival fomentó un intercambio armonioso de material entre todas las personalidades concurrentes. Así, películas como Yatasto o Amateur o Norberto Apenas Tarde o La peli de Batato podrán, potencialmente, viajar por el mundo representando a nuestro país y, mismo, a Sudamérica. Por nuestra parte, ya tuvimos confirmadas varias pre-selecciones a consecuencia del BAFICI, de hecho. Gol. Pulgares arriba aquí, dije.

CINCO
En 2010, en el texto introductivo a la sección “Cine Bruto” del Festival Cine_B/3 de Santiago, el realizador José Celestino Campusano lanzó al aire una merecida sentencia: “La definición de cine independiente, a mi parecer, brilla por su falta de transparencia. ¿Independiente de qué?, ¿del capital ajeno? ¿Estéticamente independiente y hasta qué punto? ¿Independiente del apoyo estatal?, ¿de los canales de distribución?”. La respuesta demora lo suyo antes de caer pero, por fin, estamos entendiendo algunas cuestiones: BAFICI es, a su modo, sinónimo nato de industria.

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