Nota: "Anglicismos en el día a día"

MEDIO: Revista Games Tribune (España), número de Julio 2011
FECHA: Junio 2011
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Nuevos anglicismos en el habla cotidiana

Desde este humilde espacio en GTM, Hernán Panessi, nuestro columnista sudamericano, nos da su visión en defensa del fetichismo por los objetos, a sabiendas de su obsolescencia, tomando como punto de partida el avance del VoD en Argentina.

Los tiempos cambian. Evolucionan. La tecnología, y no es ninguna novedad, sigue su cause natural para adelante, para arriba o para donde quiera que vaya. Y así me sorprendió hace unos días. Hace muy poco tuve una reunión con una importante empresa de video on demand en Latinoamérica para evaluar la posibilidad de pasar las películas de mi distribuidora cinematográfica –VideoFlims Distribución, www.videoflims.com.ar- hacia esa novedosa plataforma. Y la cosa no estuvo para nada mal. Es que éste parece ser el cause natural del cine, la televisión hogareña y el mundo audiovisual. Video on demand, VoD para los amigos.
Todavía el panorama no está muy claro por estos lares. Al menos no en toda Sudamérica –aunque por ahí Chile ya metió vestigios de avance con www.bazuca.com, un portal virtual para ver pay per view legal y en alta calidad de imagen-. Los rumores que llegan desde el Norte son, por lo visto, que esta tecnología llena de bytes y con poco de esa tríada querida de “policarbonato-aluminio-plástico”, vía NetFlix, terminó por devastar la cultura del videoclub –empezando por Blockbuster y Movie Gallery-, dando un salto hacia una nueva cultura de consumo: todo tiene que ser mediante Internet, condenando a la desaparición a los lugares y los objetos. Tal decisión, para mí, que soy un nostálgico, un tipo sensible, un fetichista de las cosas, un coleccionista de memorabilia –todavía sigo comprando VHS’s en tiendas de saldos y CD’s originales-, me resulta cuanto menos curiosa la evolución, hasta podría decirles que en cierta parte me toca fibras sensibles. Suelo, por natura, rechazar los cambios abruptos. Y acá se chocan dos paralelas. El negocio (etimológicamente el negocio es la negación del ocio) y el ocio (actividades lúdicas puras y duras) se intersecan. Por un lado, es inevitable el paso a lo digital –las películas al VoD y a la altísima definición (leí en Twitter, en un dejo de genialidad, que “la cinefilia se está convirtiendo en descargar películas en 1080p”)-; por otro, y a consecuencia de ello, desaparecerían los DVDs que tanto placer me da fabricar y comercializar, pese que hace tiempo dejaron de ser un negocio –incluso, llegué a escuchar que el Blu-Ray Disc, la nueva generación de discos, nació muerto-. Está claro, es eso: neg-ocio. La posta que viene desde Estados Unidos, eterno vanguardista en cuestiones de mercadeo, es que con el video on demand se reducen los costos de producción, mejoran considerablemente las condiciones de visión y se multiplican las ganancias. O, más bien, lo que quiero decir es que yo soy un antiguo y el ocio mutó irreversiblemente hacia lo digital. No sé si quedan caciques que defiendan a ultranza lo físico, el factor fetichista de “una buena cubierta de tapa, linda gráfica en el lomo, extras variopintos y la facilidad en la manipulación”, pero habrá que acostumbrarse a que para ver una película haya que prender el monitor de la PC, el CPU, ponerse unos auriculares e introducir número de tarjeta de crédito, user y pass. Habrá que acostumbrarse al cambio, como a todo. Esto es lo que viene, si que ya no vino y sigo demorándolo en mi mente.

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