La reivindicación de los nerds

MEDIO: Revista Stage One (México)
FECHA: Mayo 2012
La reivindicación de los nerds

MEDIO: Las Hojas Kennedianas (House organ de Relaciones Públicas)
FECHA: Junio 2012
La reivindicación de los nerds


La reivindicación de los nerds

Después de años de hostigamiento y segregación, el nerd es considerado como brújula de tendencias y puesto en un lugar de privilegio en la cultura de consumo. Nerdy is the new sexy... Por Lic. Hernán Panessi

La pregunta sobrevuela en el aire. Todos, más o menos, podemos entenderlo pero pocos se han detenido a pensarlo en realidad. En rigor, ¿qué es un nerd? Pues bien, un nerd –el ejercicio es, acá, llenar la entelequia con lo que a cada uno le parezca- es un estereotipo histórico que se ha manejado con ciertas obsesiones por la cultura pop, la cultura del llano. Estas obsesiones, por caso, fueron atravesadas tangencialmente en su modo de vida, en su quehacer cotidiano. Todas los libros que lee, todas las películas que ve, van directo a su cara (fenómeno universal, aquel, pero que en el nerd, por alguna razón, sobresale en forma notable). Hay que decirlo, el nerd, históricamente ha sido un desclasado. Ha vivido en los márgenes. Su obsesión –lo dicho: aquí van desde la ciencia y las matemáticas hasta las series de tevé de culto, los videojuegos, las historietas, pasando por el fetichismo por las cosas y el rigor por ciertos conocimientos específicos- han hecho que sean parte de un ghetto, más no de un todo. Una pequeña ración posicionada a un costado del foco de atención. Hoy, y aquí parte el fenómeno de interés, ese marginal, el nerd, el mismo que otrora era visto como distinto, extraño y ajeno al todo, ahora pasa a ser parte del centro. Hubo, en estos tiempos, una reconsideración en términos de inclusión. Una postura antagónica. Sí, el nerd se volvió cool. Esta manifestación tiene su asidero en varias situaciones. Por un lado, en la democratización de la tecnología. Quien porte aparatos hi-tech será vanguardia, es lo que se sobreentiende. El nerd siempre fue un interesado en ella. En este nuevo presente, todos –ya sin ser intríngulis de pocos- quieren tenerla. Por otro lado, se lee, en el “descubrimiento del nerd”, una apertura al potencial y poderoso mercado de consumo. Siempre, sin excepción, ha comprado todo. Por eso, podemos notar que esta constante histórica, invariablemente, estuvo acompañada por el merchandising -¿qué hay, en el mundo, más de mercado que el merchandising?-. Las grandes marcas, para nada dispersas en esto de comprender a las masas, entendieron que el nerd consume y, así, en consecuencia, lo han puesto en un lugar de interés. Sin embargo, pese a estas dos evidentes aristas, sobrevuela en el aire una concepción de popularidad más romántica. Está desapareciendo, de manera paulatina, la culocracia, ese sistema de pensamiento dominado por la idiotez –y los culos, con su actividad larvaria de vivir de ellos- donde, según se ve, por prepotencia histórica y voluntad ingobernable, el intelectualismo está venciendo al reguetón. Repito: esta concepción es romántica pero un poco se huele, ¿o no? Así, también es sexy quien porta un libro de Stephen King o –por qué no- de su tocayo Hawking debajo del brazo. A su vez, desde los grandes generadores de consumo, han salido genios extraordinarios en connivencia al mundillo nerd –los astros de Pixar & Steve Jobs & Bill Gates & Steven Spielberg & George Lucas & la Nueva Comedia Norteamericana & cía- que legitiman su inclusión en el planeta trendy. De esta forma vemos cómo en The Big Bang Theory, por ejemplo, extraordinaria serie emitida en nuestro país por Warner Channel, Penny, la vecina-sexy-del-lugar, tan rubia y linda que hace doler, está enamorada –en algún término, claro que sí- de su vecino, el tótem nerd, Leonard Leakey Hofstadter. El cuento más claro que deviene después de esta avanzada es que la figura del nerd, sobre esta coyuntura, está reivindicada y puesta, además, en un poderosísimo lugar de interés. Con justa causa. Y la venganza será terrible.

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