Artículo: Drácula 3D, de Darío Argento

MEDIO: Revista La Cosa - Cine Fantástico
FECHA: Marzo 2013
La nota completa, escaneada, acá: Página 1, página 2 y página 3.


A mitad de camino entre el mainstream absoluto y la independencia a puro pecho, Dario Argento nos entrega su visión del clásico Drácula. A punto de estrenarse en nuestro país (y es, señores, todo un logro), Hernán Panessi nos cuenta porqué amamos como amamos al último gran director de cine italiano.

Suena un teléfono. De un lado, el famosísimo productor Harvey Weinstein. Del otro, el no tan famosísimo director Scott Derrickson. El asunto del llamado es una película titulada Dracula 2000 (2000). “¿Cuál es el problema?”, pregunta Derrickson. “El problema es que la película apesta”, responde Weinstein. “¿Y si apesta por qué vas a hacer esa película”?, devuelve D., con cierta lógica. A lo que el productor arremete con un postulado significativo: “Porque se llama Drácula 2000”. Y de esta forma, queda claro, hay entelequias que contienen cantos de sirena universales –se entiende que “Drácula” es, en sí mismo, un elemento convocante- por lo que muchísimos artistas las han utilizado para volverse rutilantes, grandes, tropezarse, llamar la atención, volverse a caer o, por qué no, vomitar su come back a las grandes ligas.
Por otro lado, aunque en el mismo encuadre de situación –el terror y sus vericuetos-, hubo una época de mucho poderío por parte del cine de horror italiano. Un momento histórico en donde, como suele coincidir en todos los movimientos culturales que devienen paradigma, los autores y sus ideas se floreaban en sintonía con bravura y destreza. Y de ahí se desprendieron figuras importantes –que exceden, incluso, este espacio y se eyectan a los albores del cine mundial- como Mario y (su hijo) Lamberto Bava, Umberto Lenzi, Ruggero Deodato, Lucio Fulci, Dario Argento, entre otros. Y ese último, justamente, uno de los directores más revisados por la cinefilia mundial, autor de películas inolvidables como El Pájaro de las Plumas de Cristal (L’ucello dalle piume di cristallo, 1970), Suspiria (1973) o Ténebre (1982), regresa con un clásico del horror: Drácula. Pero ésta no es la primera vez que Argento, por caso, intenta revisar un clásico de la literatura canónica. Ya había hecho lo suyo con la fallida El Fantasma de la Ópera (The Phantom of the Opera, 1998). Y así, el retorno del rey –cuyo nombre y apellido repiquetean una y otra vez como influencia confesa la gran mayoría de los realizadores de generaciones posteriores- lo intenta de nuevo; ahora, como en la anécdota del comienzo, con la mítica obra de Bram Stocker.
Hay una cuestión imponderable, fáctica, perceptual, que se ha repetido una y otra vez: los directores italianos que transitaron la mencionada época de oro, no volvieron a estar a la altura de sus propios clásicos (por falta de economía, inconstancia o vaya a saber uno qué). A la sazón, ello también le sucedió a Argento con Giallo (2009), su última experiencia, cuyo nombre remite al género que lo haría célebre en el cine de terror (el giallo es un subgénero anclado en la convención de asesinos psicópatas y mujeres en peligro), film que tuvo poca resonancia comercial y que rápidamente llegó a la tevé por cable. Volviendo al punto: el nombre “Drácula” pega fuertísimo, como cross de boxeador, derecho a la mandíbula; por eso, es su apuesta yendo a lo seguro. (Aunque, sí, por supuesto, nada le garantiza un éxito rotundo pero, cuanto menos,  podrá contar, con la atención de los fanáticos y la prensa especializada.)
Aquí, Argento, que representa a una reliquia viviente, a un director que hizo películas en una época donde no se hacían como los que él hacía, retorna a la palestra en un contexto en el que, pese a la admiración confesa de todos, el único que le tendió una mano real fue Mick Garris con su ya clásica serie Masters of Horror (donde hizo Jennifer -2005- y Pelts -2006-). Y ahí entonces, como con la filmografía de John Carpenter luego de Rescate en el Barrio Chino (Big Trouble in Little China, 1986) o la experiencia de Wes Craven después de la saga de Freddy, Argento, que no venía dando pie con bola, intenta expresar, de alguna manera, que sigue vivo.
Filmando, incluso, mucho más que George A. Romero –y acá sale sentencia: otro de los más grandes directores de cine de terror en la Historia-, Argento sigue respondiendo por sus propios clásicos, se lo sigue respetando por su legado, su material viejo continúa siendo superior a lo nuevo y, como Weinstein con Drácula 2000, apuesta nuevamente a una fija. Y pese a que un contemporáneo de la avanzada italiana, Lamberto Bava, le dijera a esta revista: “No puedo decir si me gustó Drácula, Dario es un amigo”, esgrimiendo una lectura polémica de su retorno, Argento confía en que sus fanáticos –vía su versión del chupasangre más conocido de todos- torcerán el supuesto de “todo tiempo pasado fue mejor” a un “no hay mejor tiempo que el presente”.

Grandes creaciones de Dario Argento

Jennifer Connelly | La prestigiosa ganadora del Oscar, aun siendo una mocosa, trabajó en Phenomena (1985), prácticamente debutando en la industria. Actriz de Laberinto (Labyrinth, 1986), The Rocketeer (1991), Dark City (1998), Hulk (2001) et al, devino muy querida por el fandom nerd.

Asia Argento | Además de sus películas, su hija, Asia, es el gran legado que nos dejó. (¿Cuánto la amamos? No tiene parangón.) Por suerte, Dario no expresa ningún problema en mostarla en cámara. Y ella, ya filmó dos películas como directora: Scarlet Diva (2000) y The Heart is Deceitful Above All Things (2004). De tal palo…

Suspiria | Una de las mejores películas de la Historia. Repitiendo sus taras, Hollywood siempre tiene en mente rehacer Suspiria. Por ello, como era de esperarse, se viene la remake. Hay director confirmado –David Gordon Green, el de George Washington (2000)- y ya se maneja un supuesto cast.

El Amanecer de los Muertos | A Argento le debemos, además de algunos cortes de montaje, el original score que compuso, junto con Goblin, para la versión internacional de El Amanecer de los Muertos (Dawn of the Dead, 1978), dirigida por George A. Romero. Unión colosal.

Michael Jackson | Los memoriosos recordarán que MJ fue un consumidor voraz de cine de terror. Da la sensación que uno de sus homenajes al género sucedió durante aquella obra monumental que es Thriller, clip dirigido por John Landis. Corta: los créditos en plastilina se parecen a los de Suspiria.

¿En qué andan Claudio Simonetti y los Goblins?

En el cine de los setenta, ochenta y noventa, cuando se piensa en algunos sonidos misteriosos oriundos de guitarras y sintetizadores del rock progresivo, seguramente, muchos de ellos hayan sido pergeñados por Claudio Simonetti y sus Goblin. Creadores de las bandas sonoras y climas ídem de la gran mayoría de las películas de Dario Argento (de Suspiria a Drácula 3D –ver en YouTube el videoclip de este último, Kiss Me Dracula, con ¡Simonetti en colmillos!-) y de varias de la época de oro del terror tano, Simonetti & Goblins –que, como trivia nac & pop le han compuesto la música al corto de The Raven (2009), de nuestro viejo conocido Nic Loreti-, después de una larga carrera, varias separaciones y una reciente vuelta, despuntan el vicio tocando de tanto en tanto en la ciudad de Los Ángeles y cuya curiosidad más reciente es haber sonado en la performance de dos nadadoras rusas, ganadoras del oro, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Rutger Hauer,  actor de clase
Acá, una pequeña línea que une, en carácter transitivo, a varios personajes limados del versátil Hauer. Desde su mítico papel en Blade Runner (1982) hasta el héroe improbable que interpreta en Drácula 3D (2012).

El líder de los replicantes de Blade Runner. > El desquiciado de la ruta de Carretera al Infierno (The Hitcher, 1986). > El supervampiro de Buffy: La Caza Vampiros (Buffy: The Vampire Slayer, 1992) > El Drácula de Drácula III: Legacy (2005) -¡tercera parte de Drácula 2000!- > El cura de La Ciudad del Pecado (Sin City, 2005). > El hobo-justiciero de Hobo with a Shotgun (2011). > El Van Helsing de Drácula 3D.

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