Escribí sobre Watch Dogs e hipermodernidad para el Suple No, de Página|12.
| Por Hernán Panessi
Si el sueño de la
Universidad de Southampton, en el pico de la magnanimidad sci-fi, es poner en
la atmósfera unas aeronaves no tripuladas –drones, le dicen-, el Watch Dogs,
videojuego que promete cambiar el devenir de las consolas de vanguardia, le da
diez vueltas carnero a tal concepto de modernidad. ¿Y cuál aparece? Uno
superior: el de poder manejar –lisa y llanamente- toda la tecnología. El de
tener control -total y completo- de los aparatos tecnológicos de alrededor, con
sólo usar un único dispositivo. Y así, todo queda a nada de la
hiperconectividad. Y, en consecuencia, a pasitos de la dominación mundial.
Atrás quedó el concepto
de hackers à-la-Matrix donde se accedía a la ídem mediante una pantalla
negra y un sinfín de numeritos verdes. Ahora, la que va son los hackers 3.0
que, a través de su dispositivo personal, puedan vulnerar teléfonos celulares,
cámaras, semáforos o todo lo que se les plante adelante. Y desde Watch Dogs,
que estará en la calle el 21 de diciembre de 2013 para las consolas Wii U, Play
3 y 4, Xbox One y 360 y PC, los personajes del juego podrán bloquear y escuchar
conversaciones telefónicas, obtener datos duros de personajes no jugables como
información personal, salud y probabilidad de violencia. ¿La era de la hipertecnología
aproximada desde un videojuego de acción?
Con ciertas evocaciones a
la estética del Grand Theft Auto, esta nueva gema de la industria
videojugabilística dará que hablar. Incluso, se posiciona en el imaginario
gamer como uno de los que pueden llegar a dar el gran salto generacional. Ese
que vienen prometiendo hace tiempo las nuevas consolas y, claro, sus fichines.
Salto sostenido en, fundamentalmente, el uso (¿premonitorio?) de las nuevas
tecnologías. Y desde donde Aiden Pearce, el protagonista, en su lucha contra el
crimen organizado, es capaz de realizar –entre otras cosas- un apagón en media
ciudad durante la noche. Y todo sujeto en un estándar de calidad
cinematográfico, comparable al de juegos de avanzada caso The Last of Us.
Y si bien aún no está en
la calle, ya tiene su propio conjunto de aficionados. Por eso, la empresa
desarrolladora Ubisoft realizó una encuesta entre sus seguidores para ver quién
debería interpretar a Aiden Pearce en una hipotética adaptación
cinematográfica. ¿El ganador? Tom Cruise. ¿Hay proyecto confirmado para la
película? Aún no. Puro manijeo, como todos esos trailers –como aquel subido
“sin querer” a YouTube el pasado año- o esos gameplays viralizados post E3. Y
aquí la tecnología es puesta, una vez más, para encandilar al público.
Por
su parte, emerge un sitio web impulsado por Ubisoft -ligado al Watch Dogs,
claro- cuyo postulado estremece: una página desde donde los internautas pueden
obtener información sobre el funcionamiento de una ciudad y de las personas que
la habitan. Vía WeareData –tal su nombre, que atiende acá:
wearedata.watchdogs.com- los navegantes descubrirán que el mundo de Watch
Dogs es, en parte, una realidad. Básicamente, esta página permite acceder a
información como horarios y trayectos del transporte público, redes Wi-Fi
disponibles, cámaras de seguridad y semáforos, además de los datos
socioeconómicos de la zona y sus índices de crimen y desempleo. ¿Algo más
inquietante? Sí, desde allí también se pueden chequear las publicaciones que
los residentes del área realizan en todas las redes sociales.
Es
cierto: por ahora, todo aquello es una simulación. Por ahora, entonces, el Watch
Dogs es sólo la pequeña bomba en el mundo de los ceros y unos que promete,
si le dan tiempo y si le da la espalda, ser mucho más que un juego o una
película. Si no, y acá se remarca fuerte con un “me gusta”, un “+1”, un “fav” o
un “RT”, ser parte de la vida misma. Y así, claro, la vida y la tecnología se
funden y confunden en uno. Dijo Francis Bacon: “El conocimiento es poder”.
Sugiere el Watch Dogs: “La tecnología es poder”. Y el devenir de la
hipertecnología, adscribe.
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