En abril, vi, escribí y hablé mucho sobre Los Simpson. Acá, una nota por sus 25 años que escribí para el Suple NO, de Página/12. Quedó pendiente una charla con Sebastián Llapur, el argentino que pone la voz para varios personajes, pero nos falló el Skype.
Seremos como Homero
El fenómeno catódico de Los Simpson
es tan inabarcable como inexplicable. ¿Cuántos universos posibles entran en esa
entelequia llamada Los Simpson? Y son 25 los años que la serie más
popular de la televisión mundial llevan al aire. Así, un matrimonio con un
nene, dos nenas, un perro, un gato y un anciano viviendo en un asilo torcieron
la vara del entretenimiento. Ahí, un pueblo –no tan- ficticio es capaz de
albergar a tantos personajes como rasgos humanos posibles: el policía chancho, las
tías incogibles, el nerd del colegio, el bullying-master de papás separados, el
gordo de las historietas y más. Y en esas ramificaciones de carne, hueso,
cuatro dedos, alma, corazón y tinta amarilla, está la sociedad. La criolla, la
norteamericana, la que sea. Ni anacrónicos, ni equivocados: Los Simpson
retratan universalidades.
En un lugar común de la última década,
cierto sector del público repitió como un mantra una frase picante: “Banco a Los
Simpson, pero sólo sus primeras temporadas”. ¿Cómo mantenerse siendo el
número 1 después de tantos años? ¿Se puede permanecer tanto tiempo sin recibir
críticas? ¿Cuándo el diamante se convierte en carbón? Ese mismo sector adjudica
su “defensa a las primeras temporadas” a cierta caretización del devenir. Como
sea, algo pasó. En 25 años no prometieron renovación alguna. La verdad, ¿valía
la pena?, ¿quién la pidió?, ¿para qué? Pero a Los Simpson no les importa
el qué dirán. “Ya lo hicieron todo”, es la chicana que escupen viperinamente
desde South Park, acaso su competidor más directo. La avanzada de
(¿sub?)productos como Padre de Familia, Los Reyes de la Colina, American
Dad y hasta Futurama, en una disputa que volvió a la cultura pop
mucho más musculosa, democratizaron el reinado imperante de Los Simpson.
Pero el rey sigue siendo rey.
¿Cuáles son los temas abordados?
Religión, política, deportes, sexo, instituciones, familia, muerte y más. Y en
la disputa por la apoteosis, San Homero bendijo a nuestra patria. No importa si
es mediodía, tarde, prime time o medianoche, por acá, en su proselitismo
furioso, radica la base de su fanatismo. Sucede que una de las patas mutantes
de su evangelización son las repeticiones infinitas provistas por Fox y Telefé
(un monumento al tipo que en 1992 sugirió comprar esta serie, por favor). Y los
usuarios de Telecentro tienen doble premio: de lunes a viernes a las 19Hs los
emite, también, Telefuturo, el canal paraguayo. Una verdad: ninguna serie
cosechó tan variados seguidores. La importancia de Los Simpson radica,
asimismo, en su idea de transversalidad social. Aquella que puso en marcha
sumando voces de todas las franjas etarias y sociales y dándole duro al
complejo entramado de la fe. Un dato para nada menor: el pastor argentino Dante
Gebel aparecerá en la nueva temporada como una de las estrellas invitadas. Por
eso, no importa si se trata de un colectivero de Lanús, de un maestro de Tierra
del Fuego o de un hipster que para los martes a la noche en el bar San
Bernardo: en su cosmogonía, hay links a cada sector. Y a ninguno en particular.
“Soy un Bart Simpson mal dibujado”,
cantan los 107 Faunos en “Modelos de prueba”. Y parando la oreja, la realidad
argentina, culo del mundo, está colmada de elementos simpsonianos: la aparición
de una cerveza Duff nac & pop, la novia argentina de Matt Groening,
peronistas enojados por una referencia a Juan Domingo, un jujeño poniéndole la
voz a Krusty, Abe Simpson, Barney y al Jardinero Willie (Sebastián Llapur, el
actor con más voces en la serie), el mapa interactivo de Springfield hecho por
unos taringueros, las líricas rockeras (del “Homero” de Viejas Locas a “La
vela” de Intoxicados) hasta los graffitis callejeros (¡ay!, ese Gordo Tony en
Barrancas de Belgrano). Y la información dura provista por Google Stats no deja
espacio para titubeos: la palabra “Simpson” es más buscada en Argentina que en
ningún otro lugar del planeta. Por el mismo motivo, Lío Messi será parte de un
capítulo dedicado al Mundial de Brasil. Y en la misma sintonía, aunque un poco
más en el arrabal, en el episodio “La Hoguera de los Manatíes”, Susana Giménez,
la diva de la TV local, tuvo un cameo caliente. En ese capítulo, el fenómeno
inabarcable se estira cuando Homero contrae una deuda con la mafia y para
saldarla deberá prestar su casa para filmar una película XXX. Entonces, en una
escena, hay dos señoritas a punto de entrar en acción hasta que Lenny y Carl
interrumpen la faena. “¡Oh, por Dios! ¡Susana Giménez!”, exclaman al ver
a una de las actrices. La explicación que resuena con mayor fuerza a esta
participación bizarra de “Su” lleva a Marina Huerta, directora de doblaje de Los
Simpson en español, hacia el living más famoso. Dicen que, allí, con las
cámaras apagadas, habría circulado una promesa de incluirla en algún capítulo.
Y efectivamente, cumplió. En consecuencia, la prueba simbólica que señala a Los
Simpson como un fenómeno inexplicable, termina de explotar cual big bang
pop creando ese universo posible cuya llave maestra es un gordo, bruto y pelado
que, ahora, cumple 25 años en pantalla enseñándonos todo en la vida.
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