Breve historia de las películas de videojuegos

MEDIO: Revista Irrompibles Nº1
FECHA: Marzo 2011
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Breve historia de las películas de videjuegos

Es sabido para todos nosotros que la industria del videojuego es uno de los negocios más redituables que existen en el mundo. Sus aficionados se cuentan por millones y el derrochero económico es constante, de manera que aventurarse a su paso hacia la pantalla grande fue, desde un primer momento, prácticamente inevitable. Aquí compartimos con ustedes un breve repaso cronológico de las películas de videojuegos más representativas de la historia. Diviértanse e indígnense por igual. Press start to continue.

Extraño mérito tiene Mario Bros en el mundo del cine. Nacido, como todos sabemos, allá por el año 1985, Mario se transformó en un personaje paradigmático del universo gamer. Tanto es así que a comienzos de los 90s, donde casi todo estaba permitido en materia bizarrismo, su paso a las pantallas grandes resultó un imponderable, siendo éste el primer personaje de los videojuegos en tener su propia película.
Absolutamente fallida pero no por eso menos importante, Super Mario Bros. (1993), film live-action del bigotudo fontanero que poco tenía que ver con la trama original del game, fue el primer paso de este extraño maridaje, sostenido en esa entelequia tan compleja que es... el cine y los videojuegos.
Así comienza esta extraña historia que prosiguió, por suerte, con muchos frutos aunque, cabe decirlo, no siempre fueron los mejores del árbol. Apenas un año después del lanzamiento de la peli del icono de Nintendo, llegaría Doble Dragon (Double Dragon, 1994), el éxito de los arcades tenía por fin (¿por fin?) también su versión cinematográfica, con Scott Wolf en el rol de Billy Lee y el, por entonces ascendente, actor marcial Mark Dacascos como Jimmy Lee. Es esta una obra futurista, una adaptación lisérgica de los clásicos personajes que contenía monstruos, una Los Ángeles pos-apocalíptica, persecuciones y a Robert Patrick como un villano malvado neo marica.
Ese mismo año llega Street Fighter: La Batalla Final (Street Fighter: Ultimate Battle, 1994), la que sería considerada por la crítica especializada como uno de los peores estrenos del ’94. Pese a ello, y pese a que los personajes estaban ligeramente modificados (¡Ryu y Ken eran ladrones de poca monta!), la película era muy entretenida, posicionándose entre los nostálgicos como una cult movie que vería un domingo de estos. Muchos años después, Street Fighter tendría una precuela volcada hacia Chun-Li de la que ni siquiera vale la pena gastarse.
Tras Guile & cía., le llegó el turno al popular Mortal Kombat. Después de los estrepitosos fracasos de las experiencias anteriores todos presagiaban lo peor, sin embargo Mortal Kombat (1995), dirigida por Paul W. S. Anderson, hoy canchero en esto de adaptar fichines, mantuvo el espíritu de la saga de Acclaim y no defraudó en lo más mínimo. Su secuela no tardaría en llegar, Mortal Kombat: Aniquilación (Mortal Kombat: Annihilation, 1997) saldría dos años después casi con el mismo éxito. Le siguió una teleserie titulada Mortal Kombat: Conquest (1998) que fue cancelada quedando inconclusa en su episodio 22.
Tiempo después, ya cambiando de década, la bella Lara Croft, detrás de la exigencia de miles y miles de fanáticos en darle vida por fuera de los bits, llegaría a los cines de la mano (y las tetas) de Angelina Jolie en su mejor momento. Sosteniendo una mezcla de la historia de las dos primeras versiones videojugabilísticas, a Lara Croft: Tomb Raider (2001) le fue bastante bien en taquilla, a la que le siguió una secuela-bodriazo llamada Tomb Raider: La cuna de la vida (Tomb Raider: The Cradle of Life, 2003) que poco nos importa.
La cosa se va poniendo buena con Resident Evil (2002), una precuela del videojuego del año ’96 con Milla Jovovich en el papel de Alice, personaje ficticio creado exclusivamente para las películas, una mujer amnésica encerrada en una mansión que descubre tenebrosos secretos relacionados con corporaciones y zombies violentos. Palo y palo de acción para un film de espíritu similar a la saga de Capcom, cosa que ha perdido con el correr de las entregas (Resident Evil II: Apocalypse, 2004; Resident Evil III: Extiction, 2007; Resident Evil IV: Afterlife, 2010). Como contracara, su rival histórico Silent Hill sacó una película un tanto fallida, Terror en Silent Hill (Silent Hill, 2007), de la que esperemos se recomponga con Silent Hill 2: Revelations 3D (2011).
Hablando de fidelidad o falta de ella, BloodRayne, aquel juego en tercera persona protagonizado por una vampira pechocha, tendría en el año 2002 su adaptación poco feliz a cine (¿para qué? ¿¡PARA QUÉ!?) bajo dirección de Uwe Boll. La historia es malísima y del jueguito, poquitito. Para quien no conoce al citado Boll, tienen que saber que es un demente que ha dirigido, por ejemplo, House of the Dead (2003), En el nombre del rey (In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale, 2007), Far Cry (2008), etc. Además, posee el “honor” de que tres de sus películas estén consideradas entre las 20 más malas de la historia. Un grande.
Ponderada por algunos como “la primer película de videojuegos hecha en serio” y por otros como una extrema porquería, Hitman: Agente 47 (Hitman, 2007) es la adaptación de la saga de Hitman que, en 24 fotogramas por segundo, choreos al margen, se parece bastante a El Transportador. Por su parte, en ese mismo registro, existe el largometraje de Max Payne (2008) sin el mismo peso que el videojuego, lamentablemente.
Bueno, micos, esta nota está llegando a su fin. Ustedes notarán que faltan algunas –las de Final Fantasy, Dead or Alive, Yakuza (Like a dragon), Príncipe de Persia, etc- pero por alguna u otra razón han quedado afuera de esta selección. By the way, es importante destacar que no olvidamos mencionar a Doom: La Puerta del Infierno (Doom, 2006), sino que solamente la omitimos porque es una porquería interestelar y una falta de respeto a la comunidad gamer. Sorry. Ahora sí, stage completed.

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