Entrevista a Simon Ratziel, en el Lado B de VideoFlims

MEDIO: VideoFlims.com.ar
FECHA: Marzo 2011
http://www.videoflims.com.ar/blog/ladob.html

Entrevistas LADO B: Simon Ratziel
Por Hernán Panessi

Practicante del oscurantismo medieval, maestro de la magia haitiana, chofer de demonios fugados de la Nueva Babilonia y cerebro detrás de los monstruos más abominables del arte vernáculo. A estas alturas, Simon Ratziel, emblema de los efectos especiales del cine nac & pop, se ha convertido en el nombre imponderable para las producciones que contengan ese trinomio tan deseado: sangre, tripas y prótesis de latex. Por eso, y porque además lo admiramos mucho, lo entrevistamos en esta humilde morada, lo dejamos sellado para la posteridad en este noble espacio titulado... el Lado B de VideoFlims.

Primero lo primero, ¿cómo nace Rabbid FX y cómo arrancás a trabajar en una profesión tan poco habitual como es la de director de efectos especiales y diseñador protésico?

Rabbid nace hace casi una década, con mis socios compañeros del curso de FX Damián Biondi y Lucas Klaich. Poco tiempo después se incorporaría Rebecca Martínez, Franca Gallo y Rodrigo Guerechitt. Al princípio comenzamos haciendo efectos para performances sadomasoquistas para boliches nocturnos y “fiestas fetish”.
Venía de estudiar Bellas Artes, en la cual me decían que lo mío era el Cómic, y de estudiar Cómic en la Escuela de Garaycochea, en la cual me decían que lo mío era Bellas Artes. Ninguna de las dos carreras terminé, porque sentía que no me complementaban, entonces fue cuando me decidí por esta profesión, lo hice persiguiendo el sueño que tenía desde chico, que era hacer cine a como de lugar.
Ya había abortado hace tiempo ser astronauta, así que solo quedaba cumplir mi fantasía más posible (risas).

¿En cuántas películas lleva colaborando usted, querido Simon?

Acá te respondo más como Rabbid FX, porque directa o indirectamente todo el equipo colabora. A saber: Inquilinos del Infierno (2003), Mondo Psycho (2004), Director´s Cut (2005), La muerte conoce tu nombre (Death Knows Your Name, 2005), The Last Gateway (2006), Behind The Trees (2006), Todos Mis Muertos (2007), Lo Siniestro (2008), 100 % Lucha (2009), Malditos Sean (2010), Incidente (2010), Fase 7 (2011), Aballay (2011) y Plaga Zombie 3 (2011). Además trabajamos en todos estos cortometrajes: Le Sang du Chatiment (2004), Broken Imago (2008), El hombre de la Bolsa (2009) y Deus Irae (2010).
Ahora estamos terminando de editar Pandemonim, que produjimos junto con FARSA Producciones y Studio Patna y que la dirige Pablo Parés. Va a ser una especie de Animatrix compuesto por cinco episodios. Recién estamos terminando de editar el primero y haciendo la previa del segundo a filmarse en estos meses.

También trabajaste como actor, es notable tu “porte de héroe de acción” –de hecho, si yo fuera Stallone te llamaría para The Expendables 2, fuera de broma-, ¿cómo pasaste a ese lado del cine y cómo fue, en concreto, esa experiencia con Deus Irae?

Si Stallone me convoca para The Expendables 2, se cagaría de hambre conmigo (risas). Igualmente, gracias por el elogio, pero para ser actor me falta mucho, muchísimo (eso que Chuck Norris, me dijo en sueños que voy bien, jé).
Empecé calzándome el traje de monstruo en muchas de las pelis que trabajamos, no por una cuestión de gusto, sino presupuestaria. No había presupuesto para pagarle a un actor y menos para gastar en materiales para hacerle los copiados del cuerpo que requeríamos para poder modelar a la criatura de turno. Es ahí cuando entro yo, que ya tengo moldes de mi cabeza y partes de cuerpo y con el tiempo fui agarrándole el gustito a la sangre y a la carne humana.
Después de filmar El Hombre de la Bolsa con Pedro Cristiani, se nos ocurrió lo de Deus Irae y decidimos producirla juntos inmediatamente. El papel que interpreto en Deus Irae ya me lo tenía asignado mentalmente Pedro, yo no es que no quería, no quería joder al producto, porque no me considero actor, pero Pedro se volvió insistente y aflojé. Fue una experiencia increíble estar con Anita Pauls y Gastón Ricaud delante de cámaras y que no tuviera ninguna prótesis en la cara (risas).

¿Qué película recordás como dificultosa a la hora de realizarle los FX?

Todas tienen su grado de dificultad, porque nuestra profesión no es una ciencia exacta. En La muerte conoce tu nombre (Death Knows Your Name, 2005), hacer un tipo que salga de la vagina de una mina, fue complicado de hacer y nos llevó un tiempo cranear la escena, porque no había presupuesto para hacer más réplicas del falso cuerpo y tenía que funcionar de una.

¿Cuál fue el trabajo que más disfrutaste hacer y cuál el más extravagante y derrochero económico?

Con Deus Irae, creo que es uno de los trabajos que más disfruté, porque como estábamos asociados a la producción, podíamos pensar muy bien qué funcionaba y qué no delante de cámara. Eso no quiere decir que no disfrute de haber hecho las otras pelis, pasa que siempre debemos ajustarnos a lo que dice el guión y muchas veces es literal, no se resuelve fuera de campo y es ahí donde debemos devanarnos los sesos pensando cómo hacerlo funcionar. Es como cuando hacés un guión y ya lo trabajás desde la producción, el resultado es muy distinto a agarrar un guión que no contempla todas las dificultades técnicas respecto a efectos. Es por eso que siempre hacemos un desglose y armamos posibles soluciones de acuerdo al presupuesto que contás. Ahora, extravagantes son la gran mayoría, porque acá casi todas las pelis son explícitas, es una marca distintiva de nuestro cine. Hay que decir que poseemos uno de los estilos más gores y que poco a poco estamos hallando nuestra identidad. La última película de Plaga Zombie, Revolución Tóxica, viene con todo el punchi y alegría para los amantes del género, por darte un ejemplo nada más.
Y con respecto al derrochero económico... ¡ojalá! (risas). Lamentablemente nunca nos tocó (risas). Los presupuestos en nuestro país son ajustados y cuando quieren meter FX, más aún. Hacer FX es caro y hay que darle la vuelta para que cierre el producto y que quede bueno dentro de lo posible.

¿Qué tan cierto es que Simon Ratziel es un devoto practicante oscurantista y que de allí obtiene el poder para crear sus fascinantes monstruos?

Totalmente cierto, aunque no puedo revelar donde estudié las artes nigrománticas. Todos los monstruos los saco de mis pesadillas y muchos de ellos tiene algo de herético y muy relacionado con lo Oculto. Mi gran inspirador fue Giger y de ahí provienen gran parte del panteón de criaturas que moran en la oscuridad de mi cabecita loca. Otra de mis influencias fue la saga de Hellraiser y pelis como la carpenteriana La Cosa (The Thing, 1982), con un artista de la recontra hostia como es Rob Bottin.

Un clásico: para el pibe que recién está arrancando y quiere hacer su primera película de terror, ¿podrías contarle cuál es el mejor preparado casero para hacer sangre artificial?

El secreto para hacer una buena sangre artificial está en la miel, el colorante de torta y en la glicerina líquida. Con miel y colorante de torta rojo, pizca de colorante azul y amarillo, se hace una rica sangre comestible.
Con glicerina líquida y los mismos colorante antes mencionados se logra una sangre muy auténtica, con un brillo hipnótico y un recorrido tan natural que no lo conseguís con miel. Ojo, no es comestible y si por casualidad te la tragás, resulta un buen lubricante para ir al baño y defecar de parado durante una semana.

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